En la cultura popular, los gatos han sido considerados durante mucho tiempo como los depredadores ideales para mantener bajo control a las poblaciones de ratas en áreas urbanas. Sin embargo, estudios recientes cuestionan esta creencia, revelando que los felinos, aunque eficientes en la caza de pequeñas presas, son sorprendentemente ineficaces en la captura de ratas.
Un ejemplo destacado proviene de un estudio en Brooklyn, donde un grupo de gatos fue observado durante 79 días en una planta de gestión de residuos. A pesar de la presencia de ratas, los gatos solo lograron cazar dos en todo ese tiempo. Michael Parsons, investigador de la Fordham University, explicó que las ratas de ciudad, debido a su tamaño y ferocidad, representan un desafío considerable para los gatos, que tienden a evitar enfrentamientos directos con ellas.
Este descubrimiento pone en duda la práctica común en varias ciudades de liberar gatos callejeros con el objetivo de combatir infestaciones de ratas. A pesar de las intenciones, estos esfuerzos pueden ser ineficaces y hasta contraproducentes, considerando los efectos negativos que los gatos pueden tener en otras especies y en la biodiversidad urbana.
Además, la introducción de gatos callejeros no solo afecta a las poblaciones de ratas, sino que también puede propagar enfermedades como la toxoplasmosis, un riesgo significativo en entornos urbanos.
En resumen, los estudios sugieren que la verdadera solución para gestionar las poblaciones urbanas de roedores radica en la adecuada gestión de residuos, y no en la dependencia de los gatos. Como señaló Parsons, confiar en los felinos para este propósito es un enfoque erróneo que podría tener consecuencias negativas para el ecosistema urbano.