La dirección de la CGT se congregará esta semana para establecer una estrategia unificada de oposición a las recientes medidas implementadas por el gobierno de Javier Milei, tras el malestar generado por el uso anticipado de un paro general como medida de presión. La central obrera, que ya enfrentó críticas por la huelga del 24 de enero, busca nuevas formas de lucha en respuesta al empeoramiento de la crisis económica y a las políticas gubernamentales que consideran perjudiciales, especialmente en lo referente a las obras sociales y la legislación laboral.
Se contempla desde una posible convocatoria a un segundo paro nacional hasta una “guerra de guerrillas”, apoyando medidas de fuerza específicas de sectores afectados por demandas no resueltas, como aumentos salariales. Esta estrategia también incluye gestiones políticas para contrarrestar el decreto de necesidad y urgencia (DNU) firmado por Milei para desregular la economía, así como acciones judiciales contra medidas que los sindicatos consideran violatorias de los derechos laborales.
La reunión de la mesa chica de la CGT, prevista para los próximos días, reunirá a figuras clave del sindicalismo argentino para definir las acciones a seguir, con un foco especial en la situación del salario mínimo y la postura del gobierno, que se niega a fijar incrementos salariales mediante decretos, argumentando la necesidad de negociaciones directas entre trabajadores y empleadores.
Dato curioso: La Confederación General del Trabajo (CGT) de Argentina, fundada en 1930, ha sido un actor clave en la historia política y social del país. A lo largo de los años, ha jugado un papel importante en la defensa de los derechos laborales y en la conformación de políticas económicas, demostrando la influencia que pueden tener los sindicatos en el diseño de las políticas gubernamentales.