Un giro inesperado en Siria dejó al régimen de Bashar al-Assad derrocado tras 13 años de guerra civil. El anuncio de la “liberación” de Damasco por parte de una coalición rebelde marca el fin de una de las dictaduras más brutales del mundo.
La familia Assad gobernó Siria con mano de hierro durante más de cinco décadas, dejando un legado de represión, encarcelamientos masivos y violaciones de derechos humanos. Sin embargo, este domingo, la resistencia rebelde logró un avance inesperado y definitivo, obligando a Assad y su familia a huir a Moscú, donde se les otorgó asilo político.
EL AVANCE REBELDE: UNA OFENSIVA RELÁMPAGO
La ofensiva comenzó el 30 de noviembre con la captura de Aleppo, seguida de avances sobre Hama y Homs, y culminó con la toma de Damasco. Liderados por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), los rebeldes superaron una defensa debilitada por conflictos externos que involucraron a los aliados tradicionales del régimen, como Rusia e Irán.
Las imágenes de civiles celebrando, prisioneros liberados y el saqueo del lujoso palacio presidencial han llenado las redes sociales, simbolizando la caída de una dinastía que se mantuvo en el poder a base de represión y violencia.
¿QUIÉNES SON LOS REBELDES?
La coalición rebelde, denominada “Comando de Operaciones Militares”, agrupa facciones islamistas y moderadas unidas contra Assad, ISIS y las milicias respaldadas por Irán. HTS, liderado por Abu Mohammad al-Jolani, es uno de sus principales actores, aunque persisten dudas sobre las raíces extremistas de este grupo, que fue vinculado anteriormente con Al Qaeda.
Jolani prometió la formación de un gobierno basado en instituciones y representación popular, asegurando protección para todas las comunidades. Sin embargo, el historial de persecución sectaria genera incertidumbre sobre el futuro de las minorías religiosas en el país.
INCERTIDUMBRE Y ESPERANZA
Mientras los sirios celebran la caída del régimen, el futuro del país sigue siendo incierto. La fragmentación política y los intereses internacionales complican el camino hacia un gobierno estable y representativo. Estados Unidos calificó este momento como una “oportunidad histórica”, aunque advirtió sobre los riesgos inherentes a la transición.
Curiosidad histórica: Bashar al-Assad, antes de convertirse en uno de los dictadores más notorios del mundo, fue oftalmólogo en Londres. Su ascenso al poder fue accidental, tras la muerte de su hermano mayor, Basil, quien originalmente estaba destinado a suceder a su padre.