Estonia, un país clave en el noreste de Europa, ha desplegado un buque de patrulla naval en una movida estratégica para proteger su infraestructura submarina en medio de crecientes tensiones en el mar Báltico. El buque Raju fue asignado a la vigilancia del cable eléctrico submarino Estlink-1, que conecta a Estonia con Finlandia, después de que su contraparte, el Estlink-2, sufriera una rotura el pasado 25 de diciembre.
El ministro de Defensa estonio, Hanno Pevkur, destacó la importancia de esta misión para disuadir cualquier actividad potencialmente dañina en la zona, afirmando: “Lo principal es la disuasión. Los barcos que operan allí saben que están bajo vigilancia constante. Si detectamos algo sospechoso, podemos reaccionar de inmediato”. Además, enfatizó la necesidad de actuar rápidamente ante incidentes en lugar de depender exclusivamente de las respuestas de la OTAN.
UNA SERIE DE ATAQUES A INFRAESTRUCTURAS CRÍTICAS
El caso del Estlink-2 no es aislado. En los últimos días, al menos tres cables submarinos más, incluidos enlaces de telecomunicaciones entre Finlandia y Estonia y entre Finlandia y Alemania, resultaron dañados. Según las investigaciones, el último incidente fue atribuido al petrolero Eagle S, perteneciente a la flota rusa en la sombra. Las autoridades finlandesas abordaron la nave y detuvieron su operación.
En respuesta, altos funcionarios estonios, como el ministro del Interior Lauri Läänemets, calificaron los daños como “ataques contra infraestructuras críticas”. A pesar de estas amenazas, Estonia reafirmó que los planes para desconectarse de las redes eléctricas rusa y bielorrusa en febrero seguirán adelante, en colaboración con Letonia y Lituania.
RESPALDO DE LOS PAÍSES BÁLTICOS
El apoyo entre los países bálticos no se hizo esperar. La primera ministra letona, Evika Silina, expresó en redes sociales su solidaridad con Estonia y Finlandia, destacando los esfuerzos conjuntos para garantizar la seguridad en el Báltico. Las Fuerzas Armadas letonas han intensificado su vigilancia en la región.
UN MAR BÁLTICO CADA VEZ MÁS ESTRATÉGICO
El mar Báltico, punto de conexión clave para Europa del Norte, se ha convertido en un escenario crítico para las tensiones geopolíticas. La vulnerabilidad de sus infraestructuras submarinas subraya la importancia de fortalecer la seguridad en la región. Curiosamente, el Estlink-1, protegido ahora por el buque Raju, fue uno de los primeros cables de alta capacidad instalados en Europa, siendo un símbolo de la integración energética entre Estonia y Finlandia. Hoy, ese mismo símbolo se encuentra en el centro de una disputa estratégica que podría definir las relaciones en el norte de Europa.