Mientras la inteligencia artificial generativa (IAG) capta la atención global, una tecnología avanza a pasos agigantados en las sombras: la tecno-biología. Este campo, donde convergen biología, computación y automatización, está generando avances con el potencial de redefinir industrias clave como la salud, la energía y la alimentación.
EL IMPULSO DE UNA NUEVA ERA
La digitalización de la biología, el crecimiento exponencial de herramientas computacionales y la reducción de costos están acelerando el desarrollo de medicamentos, nuevos materiales y soluciones para el cambio climático. En palabras de Graciela Ciccia, directora de Innovación de Insud, “la IA dejó de ser auxiliar para convertirse en pilar en el diseño de fármacos y proteínas, el diagnóstico personalizado y la agricultura de precisión”.
HITOS DEL 2024: LA BIOLOGÍA COMO PROTAGONISTA
Uno de los grandes protagonistas de este año fue Novo Nordisk, el laboratorio danés que, con su medicamento Ozempic, se consolidó como la empresa más valiosa de Europa. Originalmente creado para tratar la diabetes tipo 2, su eficacia en el combate contra la obesidad lo transformó en un fenómeno global.
A la par, el ARN sigue acumulando premios Nobel y aplicaciones innovadoras, mientras CRISPR, la revolucionaria técnica de edición genética, avanza con velocidad. En diciembre de 2024, Estados Unidos aprobó nuevas terapias basadas en esta tecnología, marcando un punto de inflexión en el tratamiento de enfermedades como el cáncer.
MIRADA AL FUTURO
Con Google avanzando en chips cuánticos y premios Nobel reconociendo investigaciones en proteómica impulsada por IA, la tecno-biología emerge como el motor silencioso de la próxima gran revolución tecnológica.
Aunque menos mediática que la IA, esta “innovación silenciosa” puede terminar marcando la pauta en la próxima década, transformando radicalmente la vida tal como la conocemos.