Huracán Erin: cómo se forman estos ciclones y por qué Argentina está fuera de riesgo

El huracán Erin mantiene en vilo a varias ciudades de la costa este estadounidense, con evacuaciones en playas y medidas preventivas. El impacto de este tipo de ciclones tropicales —poco frecuentes en nuestra región— abre el interrogante sobre cómo se forman, por qué golpean ciertas áreas y si existe algún riesgo para la Argentina.

Los especialistas coinciden en que estos sistemas de baja presión se desarrollan en aguas cálidas, cuando la temperatura del mar supera los 26 °C y genera la energía necesaria para retroalimentar tormentas cada vez más intensas. “Son fenómenos estacionales que se forman a finales del verano en regiones tropicales”, explicó a Infobae el meteorólogo Gerardo Barrera.

Marcelo Madelón, licenciado en Medio Ambiente, agregó que la clave está en el mar: “En la Argentina no hay posibilidad de huracanes porque nuestras aguas nunca alcanzan esa temperatura. En Mar del Plata, con suerte, llegan a 18 o 20 °C en enero”.

Esto hace que el país quede, por ahora, fuera de riesgo. En cambio, las regiones más expuestas son el Caribe, Centroamérica, México y la costa este de Estados Unidos, donde las condiciones oceánicas son propicias para la formación de huracanes.

Aunque los ciclones tropicales no alcanzan el Cono Sur, la Argentina enfrenta otros fenómenos severos, como tornados —particularmente en la llanura pampeana y chaqueña, el segundo corredor más importante del mundo después de EE.UU.—, tormentas con granizo, inundaciones y vientos extremos como el zonda en la cordillera.

El futuro, sin embargo, plantea nuevas dudas. El cambio climático y el calentamiento global ya incrementaron la temperatura promedio de los mares. Según proyecciones de la NOAA y la Organización Meteorológica Mundial, no necesariamente habrá más huracanes, pero sí podrían ser más intensos y con lluvias más extremas.

“Mientras suban las temperaturas, los huracanes van a ser cada vez más seguidos y más potentes. Incluso, en lugares donde hoy no existen, podrían llegar a formarse”, advirtió Madelón.

Así, el avance de Erin en el Atlántico no solo pone en alerta a Estados Unidos, sino que también recuerda que la evolución del clima global será determinante para comprender los huracanes del futuro.