Hizbulá logró una “victoria divina” pese a “no querer guerra” con Israel, dice su líder

En un discurso televisado desde Beirut, Naim Qasem, líder del grupo chií libanés Hizbulá, proclamó este viernes lo que calificó como una “victoria divina” frente a Israel, a pesar de los duros golpes recibidos durante el conflicto armado que se extendió por más de un año y dejó un saldo de cerca de 4.000 muertos en territorio libanés.

UNA GUERRA INDESEADA, SEGÚN QASEM

El dirigente aseguró que Hizbulá “no quería la guerra” y lamentó las pérdidas humanas y materiales. Sin embargo, sostuvo que el movimiento logró imponerse frente a la ofensiva israelí, la cual describió como un intento de “aniquilación” del grupo.

El conflicto, que escaló con la invasión terrestre israelí del sur del Líbano el 1 de octubre, tuvo como uno de sus momentos más críticos el asesinato de Hasán Nasrala, líder de Hizbulá, en un ataque aéreo en septiembre. También se reportaron bajas significativas entre los comandantes de campo y altos cargos del grupo. A pesar de esto, Qasem afirmó que Hizbulá “recuperó sus fuerzas” y continuó resistiendo mientras atacaba con misiles y drones objetivos clave en el norte y centro de Israel.

UNA VICTORIA SUPERIOR A LA DE 2006

Comparando la reciente tregua con la guerra de julio de 2006, Qasem aseguró que este conflicto representó una victoria mayor, obligando a Israel a negociar un alto el fuego. Según el líder de Hizbulá, el Estado judío no logró sus objetivos de debilitar las capacidades militares del grupo ni de garantizar el regreso de los desplazados israelíes que huyeron de las zonas afectadas por los ataques.

CONTEXTO Y PERSPECTIVAS

El acuerdo de tregua, que entró en vigor el miércoles, llega tras más de un año de enfrentamientos que exacerbaron las tensiones en la región. Este cese al fuego, aunque celebrado como una victoria por Hizbulá, deja abierta la incertidumbre sobre la estabilidad del sur del Líbano y las relaciones entre ambas partes.

Curiosidad histórica: El concepto de “victoria divina” ha sido utilizado previamente por Hizbulá para describir su resistencia en conflictos pasados, como el de 2006, reforzando su narrativa de lucha espiritual y política frente a sus adversarios.