Germán Olivera, de Río Grande a Japón

RIO GRANDE.- Germán Olivera, de 31 años, nació en Bahía Blanca pero decidió mudarse al sur del país cuando aún era adolescente. Actualmente se encuentra en Japón, desde donde concedió una entrevista a Radio Mañana del Siglo en radio Estación del Siglo (105.3), compartiendo detalles sobre su vida fuera de Argentina. Germán vivió en diferentes lugares a lo largo de los años. A los tres o cuatro años se mudó a Capital Federal y a los 19 años decidió trasladarse a Río Grande, donde vivió los últimos 10 años en Argentina. Su decisión de vivir en Tierra del Fuego se debió a la influencia de un amigo que ya residía allí y lo animó a mudarse.

En Río Grande, Germán trabajó como bartender en varios lugares. Posteriormente, tuvo la oportunidad de abrir su propio negocio de barras móviles y, más tarde, inauguró su propio local llamado Nativo. Sin embargo, su búsqueda de nuevas experiencias lo llevó a mudarse a Ushuaia.

En un momento determinado, Germán decidió dejar Argentina y explorar oportunidades en el extranjero. Mencionó que en Argentina había tres torneos de bartenders al año, principalmente en Buenos Aires, pero resultaban costosos. En 2017, tuvo la oportunidad de competir representando a Argentina en Brasil y en Cancún, en uno de los torneos más grandes de Latinoamérica. Posteriormente, surgió una oportunidad para trabajar en Alemania durante la temporada de verano, originalmente por tres meses, pero se quedó un año debido a la renovación de su contrato.

Después de su estadía en Alemania, Germán decidió seguir viajando y explorar otros países. Pasó un año y medio en Suecia, donde trabajó para una compañía que tenía sucursales en toda Europa. Sin embargo, su sueño de toda la vida siempre había sido Japón, influenciado por su fascinación por los juegos de Nintendo desde los 7 años.

Finalmente, Germán logró cumplir su sueño y encontró su lugar en Japón. Actualmente trabaja para una compañía con tres bares reconocidos mundialmente: R1, R2 y R3. Describió a Japón como una ciudad moderna, pero no la más moderna del planeta. Aunque la comida y la cultura son muy distintas, Germán aseguró que disfrutó de su estadía en Japón.

En cuanto a su experiencia como bartender, Germán mencionó que los argentinos tenían una ventaja en comparación con otros bartenders, ya que el carisma y la simpatía eran cualidades que los destacaban. Proporcionar un momento agradable y de charla con el cliente era algo que Germán valoraba y consideraba importante en su trabajo.

En términos del costo de vida en Japón, Germán mencionó que vivir en la ciudad podía resultar caro, especialmente en lo que respecta a los alquileres y el supermercado. Además, los salarios convencionales, como los de oficina o comercio, solían ser bajos, lo que dificultaba el ahorro. Sin embargo, señaló que a veces comer fuera era más económico que cocinar en casa.

A pesar de los desafíos, Germán encontró satisfacción en su vida fuera de Argentina.Recorrió numerosos países y experimentó diferentes culturas, lo que le brindó una visión más amplia del mundo.

Su experiencia en Japón fue enriquecedora y no se sintió solo gracias a la cálida comunidad que conoció allí. Incluso tuvo la oportunidad de trabajar en una escuela de bartenders, enseñando sus habilidades gracias a la ayuda de sus amigos japoneses. Aunque extrañaba la “argentinidad”, Germán se sentía agradecido por la oportunidad de explorar el mundo y descubrir nuevas culturas.

Germán destacó que Japón era un país donde la disciplina laboral estaba arraigada. Los japoneses solían tener muy poco tiempo libre y se sentían avergonzados de tomarse vacaciones. Además, la sociedad esperaba que las personas se casaran a una edad temprana, lo cual generaba presiones sociales.

A pesar de los desafíos y el costo de vida en Japón, Germán valoró su experiencia en el país y se mostró agradecido por todas las oportunidades que tuvo. A través de sus redes sociales, como su cuenta de Instagram “Ángel show”, compartió su vida y sus trucos de bartender con sus seguidores.