Francia siempre se mostró orgullosa de su vino y tuvo el reconocimiento mundial por eso. De hecho, Unesco declaró como Patrimonio de la Humanidad a los viñedos de Saint-Émilion, en Burdeos. Sin embargo, actualmente los vitivinicultores de la región atraviesan una crisis de sobreproducción.
Lo que sucede es que los vitivinicultores franceses están produciendo mucho vino, en especial vino tinto. Y, en ese marco, los productores del segmento medio y bajo se quejan de la enorme presión que eso genera sobre los precios.
En ese contexto, el vitivinicultor Olivier Metzinger, en una entrevista con Sud-Radio, explicó que, a causa de la caída de los ingresos, en Bordelais, en la zona suroeste del país, podrían “desaparecer alrededor de 40.000 hectáreas, que son problemáticas para la región”.
Por otra parte, el director de comunicación para los vitivinicultores del Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos (CIVB), Christophe Chateau, lo más realista sería renunciar a 10.000 hectáreas, casi el diez por ciento del área total cultivada en la región.
Más vino y menos consumo
Además, según el CIVB, las perspectivas del sector son alarmantes dado que las ventas de vino tinto en los supermercados, que representan la mitad del volumen total de ventas, lleva años cayendo.
En 2022, probablemente en relación con la alta inflación, la baja de la compra de vinos volvió a ser drástica, fue del 15%. Pero, más allá de la situación puntual del año pasado, el CIVB estima que el consumo de vino tinto en Francia podría caer un 60% más en los próximos 10 años.
La Unión Europea al rescate
Junto con la Unión Europea (UE), el gobierno francés acordó aportar hasta 160 millones de euros para una campaña de destilación. El dinero está destinado a compensar a los vitivinicultores con la venta de un total de 2,5 millones de hectolitros de vino, principalmente vino tinto, a las destilerías. De esta forma, hasta dos tercios del excedente actual deberían desaparecer del mercado.
El alcohol destilado puede ser utilizado para perfumes, desinfectantes o combustible de bioetanol. Durante el confinamiento por la pandemia del coronavirus de 2020, el ministerio de Agricultura de Francia intervino de una manera similar al aprobar la destilación de unos dos millones de hectolitros, lo que correspondió a casi el 5% de la producción anual total en Francia.
Sin embargo, esta medida no cambia el problema de fondo del sector, que depende cada vez más de las exportaciones. Una de las esperanzas se ubica en las exportaciones a China, que se desplomaron durante la pandemia, y se espera que se aceleren nuevamente este año.