Un reciente estudio ha revelado que escuchar música después de una cirugía no solo reduce la percepción del dolor, sino que también disminuye la ansiedad, el consumo de analgésicos y mejora la recuperación física del paciente. Esta investigación, presentada en el Congreso anual del Colegio de Cirujanos de Estados Unidos, ofrece una perspectiva innovadora en el tratamiento postoperatorio, posicionando a la música como un complemento eficaz en el proceso de sanación.
EL PODER TERAPÉUTICO DE LA MÚSICA
El dolor postoperatorio es una de las mayores preocupaciones tras una cirugía, y los investigadores de la Universidad de California Northstate han encontrado que la música tiene un impacto directo en su reducción. Los pacientes que escucharon música reportaron una disminución del 19% en el dolor percibido, según la Escala de Calificación Numérica. Esta notable reducción sugiere que la música puede ser una herramienta no invasiva y económica para controlar el dolor, complementando los tratamientos tradicionales.
Además, se comprobó que la música ayuda a disminuir la ansiedad postoperatoria, un factor clave para muchos pacientes que enfrentan confusión y angustia al despertar de la anestesia. Según los estudios, la música genera un ambiente más familiar y seguro, lo que contribuye a reducir los niveles de estrés y a mejorar la calidad de vida durante la recuperación.
UNA ALTERNATIVA A LOS OPIÁCEOS
Uno de los hallazgos más significativos fue la disminución en el uso de analgésicos. Los pacientes expuestos a música necesitaron menos de la mitad de morfina comparado con aquellos que no escucharon música. Esta reducción cobra especial relevancia en un contexto global donde se busca limitar el uso de opiáceos debido a sus efectos adversos y riesgos de adicción.
IMPACTO EN LA FRECUENCIA CARDÍACA Y EL BIENESTAR PSICOLÓGICO
El estudio también mostró que la música puede reducir la frecuencia cardíaca, mejorando la circulación sanguínea y acelerando el proceso de curación. Esto, combinado con su capacidad para reducir el cortisol, la hormona del estrés, demuestra que la música no solo impacta a nivel físico, sino también emocional, haciendo que los pacientes se sientan más tranquilos y preparados para enfrentar el proceso postoperatorio.
Este estudio abre la puerta a nuevas posibilidades en el uso terapéutico de la música en entornos clínicos.