Lo que comenzó como una simple iniciativa para apoyar al equipo de hockey de su hermano autista, se transformó en un fenómeno comunitario que superó todas las expectativas. Danny Doherty, un niño de 12 años, instaló un puesto de helados caseros en su barrio de Norwood con el objetivo de recaudar fondos para los Boston Bear Cubs, un equipo que promueve la inclusión de jugadores con discapacidades, entre ellos su hermano. Sin embargo, lo que parecía un pequeño emprendimiento, se topó con un obstáculo inesperado: las autoridades locales ordenaron el cierre del puesto por incumplir las normativas sanitarias del estado de Massachusetts.
UNA INICIATIVA NOBLE QUE SE CONVIRTIÓ EN POLÉMICA
El puesto de Danny había sido una forma de apoyar a su hermano y a sus compañeros de equipo, pero una denuncia a la Junta de Salud de Norwood cambió el rumbo del proyecto. El motivo: el helado casero que vendía no cumplía con los requisitos de seguridad alimentaria, exponiéndose al riesgo de bacterias peligrosas como la listeria. Este cierre inesperado podría haber desalentado a cualquier niño, pero no a Danny.
EL APOYO DE UNA COMUNIDAD UNIDA
En lugar de rendirse, Danny adaptó su estrategia: en vez de vender el helado, comenzó a regalarlo a cambio de donaciones. La comunidad de Norwood no tardó en reaccionar. En su primer día con el nuevo formato, el joven agotó su helado en 10 minutos y recaudó más de 1.000 dólares. La noticia se propagó rápidamente, capturando la atención de los medios locales y motivando a negocios cercanos a sumarse a la causa. En una acción solidaria, la tienda Furlong’s Candies colaboró con una radio local, logrando recaudar 3.600 dólares en un solo día.
ÉXITO IMPACTANTE Y UNA LECCIÓN SOBRE GENEROSIDAD
La controversia por el cierre del puesto de helados se extendió más allá de Norwood, generando opiniones encontradas. Mientras algunos habitantes criticaban duramente a las autoridades locales por cerrar el puesto de Danny, otros reconocían las preocupaciones sanitarias detrás de la decisión. Nancy Doherty, madre de Danny, se mostró sorprendida por la denuncia, pero también preocupada por la seguridad de los funcionarios municipales, quienes recibieron amenazas por parte de algunos ciudadanos indignados.
A pesar de las tensiones, la iniciativa de Danny resultó ser un éxito abrumador. Con el apoyo de la comunidad, logró recaudar alrededor de 20.000 dólares, superando ampliamente las expectativas iniciales. Estos fondos le brindan a los Boston Bear Cubs un respaldo financiero sólido para los próximos años, asegurando la continuidad de sus actividades.
John Quill, director y entrenador del equipo, recibió emocionado el cheque en la casa de los Doherty y expresó su gratitud, destacando cómo la generosidad de un niño movilizó a toda una comunidad en favor de una causa noble. “Danny inspiró a mucha gente a hacer el bien, a ser amables y a ayudarnos”, afirmó Quill, demostrando el poder de un pequeño gesto que terminó generando un impacto positivo de gran escala.
La recaudación total de Danny equivale a más de 6.600 conos de helado vendidos en una heladería típica, un número impresionante que demuestra cómo una causa con corazón puede superar cualquier barrera.