El nuevo cuerpo deseado: ¿quién decide lo que es bello en redes?

En la era digital, donde las redes sociales dictan tendencias y estándares, la percepción de la belleza ha adquirido nuevas dimensiones. Filtros, retoques y algoritmos moldean una estética que, lejos de ser inclusiva, impone ideales difíciles de alcanzar, especialmente entre adolescentes.

📱 La dictadura del filtro

Plataformas como Instagram y TikTok han popularizado filtros que transforman rostros y cuerpos en versiones idealizadas. Estos efectos, que suavizan la piel, afinan rasgos y realzan facciones, crean una imagen distorsionada de la realidad. La exposición constante a estas representaciones puede generar insatisfacción corporal y afectar la autoestima, especialmente en jóvenes que están en proceso de construcción de su identidad.

Reconociendo este impacto, TikTok anunció restricciones en el uso de ciertos filtros para menores de 18 años, buscando mitigar los efectos negativos en la salud mental de los adolescentes. 

Consecuencias en la salud mental

La presión por alcanzar estos estándares de belleza ha llevado a un aumento en los casos de trastornos alimentarios y problemas de salud mental. Según un estudio coordinado por la Fundación Bellamente y la Universidad de Buenos Aires, 8 de cada 10 mujeres se sienten insatisfechas con su imagen corporal, y el 86% ha experimentado malestar tras ver publicaciones en Instagram, especialmente aquellas de influencers o celebridades. 

La psiquiatra Juana Poulisis señala que la exposición a estos ideales puede llevar a una percepción negativa del propio cuerpo, fomentando conductas nocivas como dietas restrictivas o ejercicio excesivo.

🌟 Voces que desafían los cánones

Frente a esta realidad, algunas figuras públicas han comenzado a cuestionar estos estándares y promover una visión más inclusiva de la belleza. La influencer argentina Belu Lucius, por ejemplo, utiliza sus plataformas para compartir reflexiones sobre la aceptación corporal y la importancia de la autoestima, desafiando los comentarios negativos y promoviendo una imagen más realista y saludable.

Asimismo, artistas como Tini y María Becerra han hablado abiertamente sobre sus luchas con la salud mental y la presión estética, buscando generar conciencia y fomentar el diálogo sobre estos temas. 

Es fundamental cuestionar los contenidos que consumimos y promovemos en redes sociales. Fomentar la diversidad corporal, valorar la autenticidad y promover espacios de diálogo son pasos esenciales para construir una cultura digital más saludable.

La belleza no debería ser un molde impuesto por filtros y algoritmos, sino una expresión auténtica de nuestra individualidad. Al desafiar los estándares irreales y abrazar la diversidad, podemos contribuir a una sociedad más inclusiva y empática.