El hombre que comía 400 huevos al mes y venció a su propio destino

🥚 En un rincón caluroso de California, allá por agosto de 1965, nacía Kenneth Wheeler, un niño flaco y curioso que aún no sabía que algún día sería llamado Flex Wheeler, ni que sería coronado como El Sultán de la Simetría. Aquel chico, antes de los fierros, practicó Taekwondo con una entrega que rozaba lo espiritual. La obsesión por el control del cuerpo ya estaba ahí, latente.

🏋️ En los años 80 entró al mundo del fisicoculturismo, y lo suyo fue un caso de alquimia genética: mientras otros esculpían sus cuerpos con paciencia, a él los músculos le brotaban como flores de acero. Rápidamente se convirtió en un referente de simetría, estética y proporción en un deporte cada vez más enfocado en el tamaño. Su consagración llegó en 1993, ganando el Arnold Classic, una de las competencias más prestigiosas del planeta musculoso.

🍳 Pero detrás de ese cuerpo perfecto había un régimen militar. Seis, siete, hasta ocho comidas al día. Entre 5.000 y 7.000 calorías diarias. 400 huevos y 35 kilos de carne por mes. Agua a mares, suplementos, precisión quirúrgica. Comer no era placer: era deber. Entrenar no era opción: era mandato.

😔 En 1999, en la cúspide de su carrera, recibió un golpe letal: una enfermedad renal hereditaria que lo obligó a bajar el ritmo, y más tarde, a someterse a un trasplante en 2003. Su voluntad seguía intacta, pero el cuerpo comenzaba a traicionarlo.

🦿 Lo peor llegaría en 2019: la amputación de su pierna derecha por complicaciones circulatorias. “Me siento medio hombre”, confesó entre lágrimas. La depresión lo envolvió, pero jamás lo derrumbó del todo.

🔥 Hoy, con 59 años, Flex sigue entrenando cuando puede. No busca trofeos, sino dignidad. Ya no es el coloso de antaño, pero sigue siendo símbolo de resistencia. En el mundo del culturismo, su nombre está grabado como el último eslabón de la era clásica, cuando la armonía valía más que el volumen.

🗣️ En sus charlas, habla del entrenamiento, sí, pero también del dolor, de la pérdida, de la lucha interior. De cómo se arma un hombre nuevo con piezas distintas, algunas de carne y otras de titanio.