💔 En tiempos de crisis, hay quienes recortan empleados… y hay quienes eligen protegerlos. Eso fue exactamente lo que hizo Satoru Iwata, el recordado presidente de Nintendo, durante uno de los momentos más críticos de la empresa japonesa.
📉 En 2013, tras el fracaso comercial de la Nintendo Wii U —una consola que prometía innovación pero no logró seducir al mercado—, la compañía enfrentaba una severa crisis financiera. Lo más lógico para muchos habría sido recortar personal. Pero Iwata eligió otro camino.

💸 El CEO decidió reducir su propio salario en un 50 % como medida para evitar despidos. No estuvo solo: motivó a otros altos ejecutivos a hacer lo mismo, y estos aceptaron recortes del 20 al 30 %. “No puedo mirar a los empleados a los ojos si soy yo quien ha causado esta situación y ellos pagan el precio”, había dicho en aquel entonces.
🎮 Aunque la Wii U vendió apenas 14 millones de unidades frente a los más de 100 millones de la Wii, el espíritu de equipo y el respaldo que Iwata cultivó ayudaron a mantener a flote la moral interna. Su estrategia no fue solo financiera, fue profundamente humana.
🧠 Este gesto marcó la diferencia. Nintendo, lejos de hundirse, volvió a resurgir con fuerza pocos años después gracias al lanzamiento de la Nintendo Switch, una consola que superó los 150 millones de unidades vendidas y que revolucionó la forma de jugar en casa y en movimiento.
👨💻 Pero Iwata fue mucho más que un directivo. Nacido en Japón en 1959, fue un programador talentoso y creativo. Desde sus días en HAL Laboratory, desarrolló títulos emblemáticos como Kirby’s Dream Land y EarthBound. Luego, como presidente, lideró los éxitos de la DS y la Wii, dejando una marca imborrable en la historia de los videojuegos.

🕊️ Falleció en 2015, a los 55 años, producto de un cáncer. Su legado, sin embargo, vive no solo en cada consola Nintendo, sino también en el corazón de miles de empleados que alguna vez se sintieron protegidos por su humanidad.
📌 Dato poco conocido pero inspirador: cuando Iwata asumió como presidente de Nintendo en 2002, fue el primer líder de la empresa que no pertenecía a la familia Yamauchi. Aun así, se ganó el respeto y cariño de todos por una razón simple: siempre puso a las personas antes que a los números. 🫶