El día que marineros nazis caminaron por Necochea: “Uno de ellos me despeinó la cabeza”

🌊 Omar Cernadas, con 94 años, rompió el silencio sobre un episodio olvidado en la historia argentina: la presencia de un submarino nazi hundido frente a las costas bonaerenses y los marineros alemanes que vivieron en la casa de su abuela.


🏖️ Frente a las tranquilas playas de Necochea, provincia de Buenos Aires, yace un secreto que durante décadas flotó entre el rumor y el mito. A tan solo 28 metros de profundidad, especialistas aseguran haber encontrado los restos de un submarino alemán del Tercer Reich, hundido intencionalmente.
Y quien aporta una pieza clave a este rompecabezas es Omar Cernadas, hoy con 94 años, que cuando tenía apenas 14 fue testigo directo de algo extraordinario: cinco marinos alemanes vivieron por unos días en la casa de su abuela.


🧓 El testimonio que lo cambió todo

🎙️ En un video publicado por el periodista Abel Basti, Cernadas recuerda:
🗣️ “Fueron a parar a la casa de mi abuela, cinco de ellos. Sé que uno quedó en Necochea y los otros cuatro se los llevaron en un micro”.
🧍‍♂️ Describe a los marinos como jóvenes, rubios, uniformados, y recuerda claramente un gesto:
🖐️ “Uno de ellos cuando pasó me tocó la cabeza y me despeinó. Como quien agradece sin hablar”.

🧾 Su abuela hablaba alemán y no despertaba sospechas, lo que facilitó el alojamiento de estos soldados. Era agosto de 1945, días posteriores a la rendición oficial de Alemania.


🌊 Bajo el agua: los restos del enigma

🛠️ Según los informes del grupo de investigación Eslabón Perdido, del que participa Basti, el hallazgo fue validado por expertos de la Liga Naval Italiana:
📌 Se trata de un submarino clase IX, usado por la Alemania nazi para cruzar el Atlántico.
🧨 Presenta claros signos de voladura interna: fue hundido deliberadamente para borrar pruebas.

📍 El punto exacto: boca del puerto de Quequén, casi frente a la ciudad. A tan poca profundidad, que sigue sorprendiendo que nunca haya sido oficialmente reconocido por el Estado argentino.


🚫 Una historia tapada por el silencio

👮‍♂️ Según documentos de archivo, los marineros fueron trasladados a la estancia Moromar, bajo custodia. Cuando la policía intentó ingresar, fue detenida por hombres armados, rubios, con ametralladoras.
📞 Desde La Plata llegó una orden firme: “Olvídense del tema”.

📜 A diferencia de los casos del U-530 y U-977 —submarinos alemanes que sí se rindieron oficialmente en Mar del Plata—, en Necochea no hubo rendición formal, ni nombres, ni actas. Solo vestigios. Y ahora, una voz viva que respalda la leyenda.


🔎 Restos, buzos y pericias

⚓ Desde 2022, buzos y arqueólogos trabajan con tecnología avanzada:
📡 radar, imágenes de periscopio, compartimentos de torpedos y la escotilla del submarino coinciden con la ingeniería alemana de los años 40.
🧾 El ingeniero Juan Martín Canevaro asegura: “No es un naufragio común. Estamos ante un sumergible con características militares claras”.


🇦🇷 Un gobierno que prefiere no ver

📄 Hasta hoy, las autoridades argentinas no reconocen el hallazgo como un hecho histórico.
📢 Basti reclama: “No se trata de una leyenda. Fue una incursión militar extranjera en territorio nacional. Debe ser reconocido”.
💼 Pero Prefectura y otros organismos siguen callados, confinando el caso al terreno del olvido burocrático.


🌬️ Herencia de la penumbra

🏖️ Hoy, Necochea es sinónimo de veraneo, mar y tranquilidad. Pero bajo la superficie, entre la arena y el hierro oxidado, reposa una historia que aún late.
🧓 Omar Cernadas es su último testigo. El niño curioso de 1945 se convirtió en el custodio involuntario de un secreto internacional.

🗣️ “Uno de ellos se quedó a vivir en Necochea. Nunca supe qué fue de él”, dice Omar. Y con eso, deja la última pregunta flotando en el aire salado del Atlántico.


🧠 Curiosidad que quizás no sabías
🇩🇪 Durante la posguerra, se estima que más de 5.000 nazis se refugiaron en Argentina, muchos de ellos con apoyo logístico desde submarinos. Entre ellos hubo médicos, técnicos, exoficiales y hasta criminales de guerra. La red fue tan extensa que incluso algunos adoptaron nombres criollos, se casaron y vivieron décadas sin ser detectados.