En una reveladora entrevista, Don McGowan, exasesor general de Bungie y antiguo director jurídico de The Pokémon Company, compartió detalles inéditos sobre cómo logró detener una significativa filtración de un juego de cartas coleccionables de Pokémon en 2011, solo con una llamada a la madre del atacante.
El ‘hacker’ resultó ser un niño de 14 años que se identificaba en la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter) como Matthew Verive. Este joven encontró la manera de extraer imágenes del juego Pokémon TCG Online y comenzó a publicarlas en línea, incluyendo su correo electrónico en las publicaciones, lo que permitió a los investigadores rastrear su identidad.
McGowan explicó en una conversación con el periodista de Bloomberg, Jason Schreier, el proceso para descubrir al joven hacker. La estrategia se centró en la información obtenida del correo electrónico del menor, lo que fue crucial para establecer contacto con sus padres.
Al recibir la llamada, la madre del niño reaccionó primero con sorpresa y luego con preocupación al comprender la gravedad de la situación. Aunque el menor no había hackeado directamente el juego, McGowan le explicó que las acciones de su hijo podrían ser vistas como un crimen federal. Sin embargo, la conversación no se centró solo en las posibles repercusiones legales, sino también en el uso responsable y ético de la tecnología.
Para solucionar el problema, Verive decidió publicar en X sobre el contacto con The Pokémon Company International y luego eliminó todo el contenido comprometedor que había divulgado. Este acto permitió a la compañía recuperar el control sobre la información y mitigar el daño potencial.
Han pasado trece años desde el incidente, y Verive ha reflexionado públicamente sobre sus acciones, ofreciendo disculpas y cuestionando la legalidad de sus actos. Según él, la ingeniería inversa es legal en Estados Unidos si los datos se obtienen legítimamente como parte del software adquirido, lo que él argumenta fue su caso.
Este caso ilustra los desafíos que enfrentan las empresas en la protección de su propiedad intelectual y los dilemas éticos y legales que surgen cuando menores se involucran en actividades de este tipo. La respuesta de McGowan, centrada en la comunicación y la educación, destaca una aproximación que busca ir más allá de las medidas represivas, promoviendo un entendimiento ético y responsable sobre el uso de plataformas tecnológicas en las nuevas generaciones.