Un nuevo estudio de Columbia University reveló que la percepción visual no es tan objetiva como se creía: el cerebro ajusta lo que vemos según lo que queremos hacer.
La investigación, publicada en Nature Communications y liderada por la ingeniera biomédica y neurocientífica Nuttida Rungratsameetaweemana, desafía una idea clave de la neurociencia: que los ojos simplemente recogen información y la envían al cerebro para su análisis. Según los hallazgos, el sistema visual no solo recibe datos, sino que modifica activamente la forma en que representa un objeto dependiendo del objetivo que la persona tiene en mente.
👉 “El cerebro humano es increíblemente flexible. Vimos que incluso las regiones visuales primarias cambian su actividad cuando una persona clasifica formas visuales en distintas categorías”, explicó Rungratsameetaweemana.
El equipo utilizó imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) y técnicas de aprendizaje automático para observar cómo la corteza visual se adapta a diferentes reglas de categorización. Detectaron que el patrón de activación cerebral se reorganiza según lo que la persona intenta hacer con lo que ve: una forma puede ser procesada de forma distinta si se la piensa como un alimento o como un objeto decorativo, por ejemplo.
“Observamos que la actividad visual cambiaba prácticamente con cada tarea”, detalló la experta. “Esto sugiere que el cerebro no espera pasivamente a interpretar la imagen, sino que ya la está procesando según el contexto, antes de enviar la información a la corteza prefrontal”.
Esta capacidad, conocida como cognición flexible, es una de las habilidades más distintivas del cerebro humano. Incluso los sistemas de inteligencia artificial más avanzados tienen dificultades para adaptarse a nuevas reglas o contextos. Por eso, este estudio también podría servir de base para mejorar el diseño de modelos de IA más adaptativos.
Además, los hallazgos podrían tener aplicaciones clínicas en el estudio de trastornos como el TDAH, donde la flexibilidad cognitiva se ve afectada. “Nuestros resultados refuerzan lo extraordinario que es el cerebro humano, incluso desde sus primeras etapas de procesamiento visual”, concluyó la investigadora.