El caníbal de Grindr: una cita, un crimen y el horror bajo tierra

Mientras miles celebraban Nochebuena, Kevin Bacon, un joven estilista y estudiante universitario de 25 años, desaparecía tras concertar una cita a través de la aplicación Grindr. Su destino final: el sótano de una casa en Bennington Township, donde encontraría una muerte brutal a manos de Mark Latunski, un hombre con un pasado tan ilustre como perturbador.


Un encuentro fatal

Bacon salió de su casa en Swartz Creek alrededor de las 17:20 para encontrarse con alguien que había conocido por internet. Envió un mensaje a su compañera de vivienda advirtiendo que no sabía cuándo volvería. Nunca regresó.

El 25 de diciembre, su familia lo esperaba para el desayuno navideño. Al no presentarse, su padre denunció la desaparición. La investigación condujo a la localización de su auto abandonado, con el celular, la billetera y una bolsa con ropa dentro.


La casa del horror

Gracias al acceso a la cuenta de Grindr de Bacon, la policía llegó hasta Mark Latunski, de 50 años. Cuando los oficiales tocaron su puerta el 28 de diciembre, el hombre los dejó pasar sin resistencia.

En el sótano, colgado por los tobillos de las vigas del techo, yacía el cuerpo mutilado de Kevin Bacon. Había sido apuñalado en la nuca, degollado, castrado y, según confesó el propio Latunski, también parcialmente devorado.


Un pasado brillante y un presente siniestro

Latunski no era un desconocido sin antecedentes. Licenciado en química por Iowa State University, había trabajado en Dow Chemical y era padre de cuatro hijos. Su vida profesional contrastaba violentamente con su historial psiquiátrico.

Entre 2010 y 2012 fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide, depresión mayor con rasgos psicóticos y trastornos de personalidad. También había estado involucrado en episodios previos que, aunque alarmantes, no derivaron en arrestos: un hombre encadenado que logró escapar, otro que huyó ensangrentado mientras Latunski lo perseguía vestido con un kilt.

Ambas víctimas declinaron presentar cargos, argumentando que las prácticas eran consensuadas. La ausencia de denuncias impidió que las autoridades tomaran medidas preventivas.


Identidades falsas y delirios nobiliarios

Durante el proceso judicial, se reveló que Latunski usaba identidades alternativas como Wilk Olykos Vilkas o Edgar Thomas Hill, asegurando pertenecer a la nobleza galesa. En su casa se encontraron múltiples documentos con estos nombres.

Fue evaluado psiquiátricamente y, tras un período de tratamiento, fue declarado competente para enfrentar juicio.


Sentencia y reacciones

En septiembre de 2023, Latunski se declaró culpable del asesinato. La audiencia estuvo cargada de detalles macabros: consideró comprar un deshidratador para fabricar carne seca con los músculos de su víctima.

Fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, con una pena adicional de 11 meses por mutilación de cadáver.

Durante la audiencia final, la madre de Bacon leyó una carta dirigida al asesino:
“En tu mente enferma y retorcida, probablemente pensás que no hiciste nada malo. Este año, espero que sufras como nosotros hemos sufrido.”


El rol de la aplicación y la crítica familiar

Grindr, la plataforma mediante la cual víctima y asesino se conocieron, emitió un comunicado expresando “horror y compromiso con la justicia”. Sin embargo, la familia de Kevin Bacon consideró su colaboración con la investigación “insuficiente”.


Reflexión final:
El caso de Kevin Bacon no solo expone un crimen atroz, sino una cadena de señales ignoradas, sistemas que fallaron y un rostro amable que ocultaba un abismo. En la ironía cruel del destino, aquel hombre de bata blanca que un día sintetizaba compuestos químicos, terminó descomponiendo la esperanza de una familia.