Juan de la Cruz Torales, un cocinero argentino con una historia de vida excepcional, ha dejado una huella imborrable en el prestigioso concurso de cocina MasterChef Australia. A través de sus platos inspirados en la cocina argentina y latinoamericana, ha cautivado tanto a los exigentes jueces como al público internacional. Pero detrás de su éxito en la televisión se esconde una trayectoria marcada por la determinación y la pasión por la gastronomía.
Nacido en Mendoza, Juan es un séptimo hijo varón, una peculiaridad que lo convirtió en ahijado presidencial en Argentina, una tradición arraigada en la cultura popular. Sin embargo, su infancia estuvo marcada por el asma, lo que lo llevó a pasar mucho tiempo en casa, observando a su madre mientras cocinaba para su numerosa familia. Fue allí donde nació su amor por la cocina y su habilidad para saborear los matices de los platos tradicionales argentinos.
“Yo era asmático y mi vieja no quería que me agite, entonces mientras ella cocinaba para toda la tropa, me encantaba verla”, rememora Juan sobre su infancia en Mendoza.
Su pasión por la gastronomía se combinó con una incursión en el mundo del entretenimiento, participando en el reality show PopStars antes de iniciar sus estudios en Comunicación Social. Pero su verdadera aventura comenzó cuando creó un programa de televisión que lo llevó a viajar por el mundo en busca de los lugares de filmación de películas icónicas. Este periplo lo llevó a Australia, donde encontró oportunidades laborales que lo hicieron quedarse y eventualmente obtener la ciudadanía australiana.
“Fue una suma de cosas… había poca plata en la Argentina y mucha oferta laboral en ese país, lo que hizo que consiga un trabajito temporal”, recuerda Juan sobre su llegada a Australia.
Su participación en MasterChef Australia no fue casualidad. Con el objetivo de destacarse entre miles de aspirantes, Juan decidió mostrar la riqueza culinaria de su tierra natal y de América Latina en general.
“Mi objetivo es poner a la Argentina y a Sudamérica en el mapa gastronómico”, afirma Juan con determinación.
Su debut en el programa fue un éxito rotundo, presentando una humita con chipa y quiquirimichi que impresionó tanto a los jueces como a sus compañeros.
“Has enorgullecido a tu familia”, lo felicitó la producción del ciclo, a través de su cuenta de Instagram.
A pesar de los desafíos y la presión de la competencia, Juan se mantiene firme en su objetivo de representar lo mejor de la cocina argentina y sudamericana en MasterChef Australia.
“Dios quiera que lo que me toque cocinar me permita mostrar lo latino, dependiendo con qué ingredientes nos toque hacerlo”, expresa Juan sobre sus próximos desafíos en el programa.
Más allá de los resultados en el programa, Juan ya ha alcanzado una victoria personal al cerrar un ciclo emocional con su participación en MasterChef Australia. Su historia es un recordatorio conmovedor de cómo la pasión, la determinación y el amor pueden trascender las fronteras y unir a las personas a través de la comida y los recuerdos. En un mundo donde la distancia a menudo separa a las familias y los amigos, Juan nos recuerda que la cocina es un puente que nos une y nos reconforta, sin importar dónde estemos.