¿El agua ayuda a bajar el colesterol? Esto es lo que dicen los especialistas

Tomar varios vasos de agua al día es un consejo habitual entre quienes buscan mejorar su salud cardiovascular, pero su verdadero impacto va más allá de una simple botella sobre la mesa. El agua es esencial para el funcionamiento del organismo, aunque persisten dudas acerca de su papel en la reducción del colesterol y la protección del corazón.

La relación entre hidratación y salud cardiovascular

Beber agua es un hábito positivo para el bienestar general, pero según un análisis publicado por Prevention, no reduce directamente los niveles de colesterol. La cardióloga preventiva Tracy Paeschke aclara que “beber agua no reduce el colesterol”, ya que las causas del colesterol elevado suelen estar ligadas a enfermedades crónicas como diabetes, hipotiroidismo, obesidad, apnea del sueño, afecciones hepáticas o renales, antecedentes familiares o ciertos medicamentos.

Sin embargo, la hidratación sí forma parte de un enfoque integral para cuidar el corazón. La nutricionista Sapna Peruvemba señala que una ingesta insuficiente de agua puede aumentar el riesgo cardiometabólico y que algunos estudios muestran una reducción modesta de los lípidos en sangre con una buena hidratación. Aunque los mecanismos no están completamente claros, se considera que beber suficiente agua favorece el metabolismo del colesterol y los triglicéridos.

Otros efectos de la hidratación sobre el sistema cardiovascular

Más allá del colesterol, la hidratación adecuada influye directamente en el funcionamiento del corazón. La nutricionista Jamie Baham explica que la deshidratación dificulta la capacidad del corazón para bombear sangre de manera eficiente. Investigaciones recientes muestran que mantener una buena hidratación, especialmente en personas adultas, puede ayudar a frenar el deterioro cardíaco y reducir el riesgo de insuficiencia cardíaca.

El agua también contribuye a la eliminación de desechos y a la producción de bilis, procesos clave para regular el colesterol. En combinación con una dieta rica en fibra, facilita un tránsito intestinal saludable que permite eliminar colesterol a través de las heces. Cuando el consumo de agua es insuficiente, el estreñimiento dificulta este proceso y puede afectar el equilibrio lipídico.

El agua como parte de una estrategia global de salud

Los expertos coinciden en que beber agua debe integrarse dentro de una estrategia más amplia para controlar el colesterol y fortalecer la salud cardiovascular. Una hidratación adecuada ayuda a sostener hábitos alimenticios saludables, favorece el funcionamiento del sistema circulatorio y contribuye a prevenir enfermedades cardíacas. Sin embargo, no reemplaza una dieta equilibrada, la actividad física regular ni los tratamientos médicos necesarios cuando existe un diagnóstico de colesterol alto.

Beber agua, entonces, no es una solución mágica, pero sí un componente clave dentro de un enfoque integral para cuidar el corazón y promover la salud general.