Las emociones y el aprendizaje van de la mano. Experiencias en distintos países demuestran que cuando los estudiantes desarrollan habilidades socioemocionales, mejoran su rendimiento académico, se sienten más motivados y participan activamente en la sociedad. La educación socioemocional (ESE) no solo fortalece la convivencia y reduce el abandono escolar, sino que también fomenta una ciudadanía más comprometida. Especialistas como Rafael Bisquerra y organismos como la UNESCO destacan su impacto en la alfabetización y en la construcción de sociedades más justas.
Cómo influyen las emociones en la alfabetización
Estudios de la OCDE revelan que los estudiantes con mayor regulación emocional obtienen mejores resultados en comprensión lectora y resolución de problemas. ¿Por qué?
- Las emociones afectan la atención, la memoria y el procesamiento de la información. Un estudiante que maneja el estrés es más constante en su aprendizaje.
- La autorregulación emocional impulsa hábitos de estudio efectivos y refuerza el interés por la lectura y la escritura.
- Un ambiente escolar positivo, libre de ansiedad, favorece la adquisición de competencias lingüísticas desde la infancia.
Casos de éxito en el mundo
- Finlandia: El programa KiVa, enfocado en prevenir el acoso escolar, ha demostrado que reducir el estrés y mejorar las relaciones interpersonales impacta positivamente en la comprensión lectora y la escritura.
- Estados Unidos: El modelo de Aprendizaje Socioemocional (SEL) promovido por CASEL muestra que los estudiantes que participan en estos programas mejoran hasta un 11% su rendimiento académico.
- España: En Cataluña, iniciativas lideradas por Rafael Bisquerra y María Navarrete han logrado disminuir el abandono escolar y aumentar el interés por la lectura.
En Argentina, el programa La Justicia va a la Escuela acerca el Poder Judicial a los jóvenes desde hace más de 20 años. Creado por la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional (AMFJN), permite a los estudiantes vivir la experiencia de un debate oral, asumiendo roles como jueces, fiscales y defensores, con el asesoramiento de magistrados del Poder Judicial.
Invertir en la educación socioemocional es apostar por un futuro con ciudadanos más preparados, solidarios y participativos. Como dice Bisquerra: “educar emocionalmente es educar para la vida”.