Dormir ocho horas y seguir sintiéndose cansado al despertar es algo común y se llama “sueño no reparador”. A diferencia del insomnio, donde cuesta dormir o mantener el sueño, aquí la persona duerme sin interrupciones, pero no siente los beneficios del descanso.
Este tipo de sueño suele ser un síntoma de problemas de salud que afectan la capacidad del cuerpo para lograr un descanso profundo, como el síndrome de piernas inquietas, la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, el COVID prolongado, la apnea del sueño o la narcolepsia. En estos casos, aunque se duerman suficientes horas, el cuerpo no alcanza las fases necesarias para regenerarse, lo que causa fatiga al despertar. Microdespertares (pequeños lapsos de activación del cerebro) o la exposición a la luz azul antes de dormir también pueden afectar la calidad del sueño.
Factores externos que afectan el sueño:
- Ruido, luz y temperatura: estos factores pueden interrumpir el sueño profundo.
- Consumo de cafeína y alcohol: la cafeína dificulta dormir, y el alcohol interfiere con el ciclo del sueño.
- Uso de dispositivos electrónicos: la luz azul de las pantallas afecta los ritmos circadianos y reduce la producción de melatonina.
Consejos para mejorar el sueño:
- Mantener una rutina de sueño: dormir y despertar a la misma hora.
- Evitar dispositivos antes de dormir.
- Controlar el consumo de cafeína y alcohol.
- Practicar actividades relajantes antes de acostarse.
- Consultar a un médico: si el problema persiste, un especialista en sueño puede ayudar a identificar condiciones que requieran tratamiento profesional.
Si el sueño no reparador es constante y afecta tu vida diaria, es importante buscar ayuda médica, ya que puede ser un síntoma de un problema subyacente que requiere atención.