Un estudio descubrió que los herbívoros gigantes convivían gracias a dietas ultraespecializadas, seleccionando distintas partes de las plantas. Así, múltiples especies compartían el mismo hábitat sin entrar en conflicto.
Durante el Jurásico Superior, hace unos 150 millones de años, varios dinosaurios gigantes compartían territorio. Pero ¿cómo lograban coexistir sin pelear por el alimento? Un estudio reciente de la Universidad de Texas en Austin revela que la clave fue la especialización dietaria: cada especie comía partes distintas de las plantas.
El equipo, liderado por el investigador Liam Norris, analizó isótopos de calcio en dientes fósiles de cinco especies, tanto herbívoras como carnívoras, halladas en la Cantera Carnegie (Utah). La técnica permitió detectar qué tipo de vegetación consumía cada una según la firma química que dejan los alimentos en el esmalte dental.
Los resultados fueron sorprendentes:
- Camarasaurus, por ejemplo, prefería coníferas y partes leñosas.
- Camptosaurus, en cambio, se alimentaba de hojas tiernas y brotes.
- Diplodocus tenía una dieta más diversa, desde helechos blandos hasta plantas de bajo porte más resistentes.
Esta diversidad alimentaria, más allá de la altura de los dinosaurios, evitaba la competencia directa por recursos.
En cuanto a los carnívoros, el análisis de los dientes de Allosaurus y Eutretauranosuchus mostró que ambos consumían carne, aunque con preferencias distintas. Allosaurus se alimentaba principalmente de dinosaurios, sin ingerir huesos, mientras que el pequeño crocodiliforme probablemente comía peces.
La investigación demuestra cómo la partición de nichos, tanto entre herbívoros como carnívoros, fue esencial para sostener ecosistemas ricos en biodiversidad. Gracias a estas diferencias, gigantes que parecían competir en realidad convivían en armonía durante millones de años.