Una buena costumbre al comenzar el año (y en vísperas de futuras celebraciones) es repasar la lista de álbumes cuya influencia continúa marcando a nuevas generaciones que cumplen 50 años. 1973 fue un año especialmente bueno para la música, con nuevos horizontes sonoros desplegándose en el horizonte y el debut de varios artistas que se convertirían en leyendas durante la década.
En este listado decidimos repasar -por poner un número concreto- solamente 10 para marcar un panorama de lo que sucedía en ese momento y para dimensionar todo lo que vendría después. El ‘73 fue el año del debut para Bruce Springsteen, Queen y Aerosmith, por nombrar solo tres, del Aladdin Sane de Bowie y del Goat Heads Soup de los Stones. Un año musical a pleno que recién ahora empezamos a festejar.
Elton John – Goodbye Yellow Brick Road
El segundo álbum que lanzó Elton John en 1973 (sí, los artistas sacaban dos discos por año) fue concebido como la mayor obra de su carrera. Un disco doble, monumental, con momentos de emotividad extrema que presagian la vulnerabilidad del cantante en una época de extrema sensibilidad. El track inicial dura más de 11 minutos y continúa con dos de las canciones más exitosas de su carrera: “Candle in the Wind” y “Bennie and the Jets”. Nostálgico e inspirado, vendió más de 30 millones de copias en las últimas cinco décadas.
Genesis – Selling England by the Pound
Para 1973, Genesis ya era una banda reconocida por la inventiva de su sonido pero este álbum, concebido en medio de la guerra fría entre Peter Gabriel y Phil Collins, alcanzó el mayor éxito comercial del grupo con su cantante original. Como si fuese una puesta teatral, el disco hace gala de la excentricidad que tenían en sus inicios sin perder un gramo de potencia.
Led Zeppelin – Houses of the Holy
El primer álbum de Zepp después del glorioso cuarteto que los convirtió en leyenda sienta sus bases en IV pero con un espíritu menos aguerrido. Jimmy Page reabre el libro gordo del riff y pela influencia jamaiquina, así como también regresa a orígenes folky, dotando al disco de una apertura inédita en la carrera de la banda.
Bob Marley and the Wailers – Catch a Fire
Desde su lanzamiento, la influencia de Catch a Fire fue fundamental para sentar las bases de un movimiento que se proyectó desde Jamaica hacia el resto del mundo. El debut de Bob Marley and the Wailers con un sello grande colaboró para que las canciones -y su voz política- trascendieran las fronteras. Sincero, descarnado pero también pasional, desde “Concrete Jungle” a “Stir it Up”, es uno de los mejores discos alguna vez grabado.
Wings – Band on the Run
Consideradocomo su pico de creatividad postbeatles, Band on the Run fue un caos organizativo que podría haber terminado pésimo. Dos miembros de Wings renunciaron antes de entrar al estudio de grabación, dejando a Paul, Linda y Denny Laine solos en el estudio de EMI en Laos, Nigeria (un delirio viajar allí para grabar). Sufrieron las amenazas del clan de Fela Kuti, que los acusaba de querer robarles el sonido afrobeat –alcanzó con que dieran play a un track para desecharlos-, pero el álbum estaba plagado de la esencia que había convertido a McCartney en uno de los compositores más prolíficos del siglo XX, con canciones como “Jet, “Let me roll it” y el brillante cierre “Nineteen Hundred and Eighty Five”.
Pappo’s Blues – Vol.4
A Pappo le alcanzaron tan solo le alcanzaron cuatro años para convertirse en el guitar hero por excelencia del incipiente rock nacional. Vol. 4 es el disco menos celebrado de su primer y influyente periodo al frente de Pappo’s Blues pero los elementos que emplea en este álbum son de avanzada incluso para los cánones extranjeros. De la inquietud de “Fiesta Cervezal” a la oscuridad de “Gato de la Calle Negra”, las siete canciones que componen el disco -grabadas junto a un dream team como Lebón, Black Amaya, el Negro Medina, Machi y Pomo- son la prueba cabal de que estaba sobrado de talento.
Pescado Rabioso – Artaud
Aparece por contrato como Pescado Rabioso pero Artaud es la gran gema compuesta y orquestada por Luis Alberto Spinetta, el mejor de los nuestros. Alejado de la influencia de Zeppelin, el Flaco aunó poesía y musicalidad en un compilado de canciones que logran estremecer ante cada escucha, extendiendo su influencia durante cinco gloriosas décadas.
Pink Floyd – Dark Side of the Moon
El disco definitivo que ayudó a popularizar y entender a que venía Pink Floyd se erigió a través de una pulida del sonido sónico con el que venían trabajando desde la salida de Syd Barret y la visión detallista de Roger Waters para retratar la fama, la angustia y lo tradicional. Nueve canciones que en su conjunto ofrecen un disco denso, complejo (pero a la vez accesible) y que los impulsó hacia la masividad mundial. Infaltable en cada casa.
Sui Generis – Confesiones de Invierno
Un paso adelante de su debut, tanto en musicalidad como en contenido, Confesiones de Invierno es casi un greatest hits de Sui Generis, con un Charly García brillante que empezaba a consumar su amplia visión de cómo debían sonar sus canciones. Desde el folk del (ahora estándar) “Rasguña las piedras”, la tanguera “Cuando yo me empiece a quedar solo” hasta sus comienzos en el rock progresivo de la mano de “Tribulaciones, lamento y ocaso de un tonto rey imaginario, o no”, es un álbum que anticipa las inmesas posibilidades compositivas de García.
The Who – Quadrophenia
Después de The Who Sell Out y Tommy, Pete Townshend construye la ópera rock definitiva alrededor de la historia de un come of age de un mod en los ‘60. Sentido y arrasador, trae algunas de las mejores canciones que firmó la banda en su historia, desde “The Punk and the Godfather” al cierre inmenso con “Love, Reing O’er Me”.