Un avance revolucionario en el ámbito de la inteligencia artificial ha surgido desde la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU), donde un equipo de expertos ha desarrollado un algoritmo capaz de prever, en un asombroso 78%, el tiempo de vida de una persona.
Conocido como life2vec, este algoritmo utiliza técnicas de inteligencia artificial, similar al marco de ChatGPT, pero se centra en datos no textuales para realizar sus predicciones, abriendo un amplio abanico de posibilidades y, a su vez, desatando inquietudes éticas tanto en la comunidad científica como en el público en general.
Este estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Computational Science, representa un avance significativo en la comprensión y predicción de diversos aspectos de la existencia humana, incluida la mortalidad. Al utilizar datos anónimos de millones de ciudadanos daneses, suministrados por el Instituto Nacional de Estadísticas de Dinamarca, el algoritmo ha logrado una precisión del 78% en la predicción de la muerte y un 73% en la predicción de cambios de residencia dentro de un lapso de cuatro años.
El profesor Sune Lehmann, coautor del estudio, resalta la versatilidad del algoritmo para anticipar una amplia gama de resultados en la vida humana, aunque también advierte sobre su exclusividad como proyecto de investigación, sin estar destinado para el uso público general debido a las posibles repercusiones en la salud mental.
El lanzamiento de esta “calculadora de la muerte”, como ha sido bautizada, plantea importantes interrogantes éticas y técnicas sobre el uso de la inteligencia artificial en la predicción de eventos vitales. ¿Hasta qué punto es conveniente predecir los eventos de la vida humana? ¿Qué medidas se deben tomar para asegurar la privacidad y la seguridad de los datos utilizados?
Si bien estos avances tecnológicos representan un hito en la comprensión y predicción de la vida humana, también subrayan la necesidad urgente de desarrollar un marco ético sólido que guíe su aplicación, garantizando que estas herramientas sirvan para mejorar el bienestar humano sin comprometer la privacidad ni la seguridad de las personas.