¿Confesión honesta o manipulación emocional?

En tiempos donde el ghosting, el love bombing y los vínculos líquidos dominan la escena del amor moderno, aparece un nuevo concepto que invita a reflexionar: floodlighting. Aunque el término suena técnico, se refiere a algo tan cotidiano como incómodo: cuando una persona, en una primera cita o vínculo incipiente, comparte en exceso detalles íntimos de su vida, sin que haya una conexión previa que sostenga tanta carga emocional.

La práctica se volvió viral en redes sociales, especialmente en TikTok y Threads, donde usuarios la comenzaron a reconocer en experiencias personales. Pero el término no es nuevo: fue popularizado por la investigadora y autora Brené Brown, quien en su libro El poder de la vulnerabilidad advirtió que, lejos de ser un gesto de confianza, el floodlighting puede operar como una barrera emocional.

“Es una forma de protegernos. Al contarle todo a alguien de entrada, evitamos que nos conozcan de forma gradual y auténtica”, explica Brown.

A simple vista, puede parecer que quien practica floodlighting simplemente busca ser sincero y abrir su corazón. Pero según la terapeuta Marisa T. Cohen, el problema radica en las intenciones: “No se trata de compartir por crear un vínculo, sino por una necesidad urgente de validación o por miedo a la intimidad real”.

Este bombardeo emocional puede dejar al otro sin espacio para reaccionar, creando una falsa sensación de cercanía. En lugar de construir intimidad, la sabotea:

  • Sucede en etapas tempranas del vínculo (primeras salidas, chats iniciales).
  • La persona revela traumas, secretos familiares, miedos profundos o eventos dolorosos, sin haber aún confianza real.
  • Espera una respuesta emocional fuerte o empatía inmediata.
  • Usa la exposición como mecanismo para “medir” si el otro vale la pena.

Si te encontrás del otro lado —escuchando una avalancha emocional que no pediste—, podés establecer límites desde el respeto: reconocer lo compartido, pero marcar que no te sentís preparado o preparada para sostener esa carga tan rápido. Y si sos vos quien tiende a hacer floodlighting, no es cuestión de juzgarte, sino de preguntarte: ¿por qué siento que tengo que decir todo ahora? ¿Qué pasa si dejo que el otro me conozca de a poco?

En un mundo donde las conexiones rápidas son moneda corriente, el floodlighting pone en jaque una idea fundamental: la intimidad real no se construye con una confesión dramática, sino con tiempo, espacio y reciprocidad emocional.