👂 1. Control de la audición: Realizar controles periódicos de audición es fundamental. La hipoacusia (pérdida de audición) está asociada con un mayor riesgo de demencia, debido a la falta de estimulación sensorial y el aislamiento social que puede generar. Consultar con un especialista y utilizar dispositivos auditivos si es necesario puede prevenir complicaciones a largo plazo.
🥗 2. Mantener una dieta saludable y hacer ejercicio: La alimentación equilibrada y la actividad física regular ayudan a controlar los niveles de colesterol, cuyo aumento está vinculado al riesgo de demencia, especialmente en personas menores de 65 años. Trabajar junto a un nutricionista y mantener una rutina de ejercicios puede tener efectos protectores sobre el cerebro.
🛡️ 3. Proteger el cerebro de traumatismos: Evitar golpes en la cabeza es esencial para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Utilizar equipos de protección en actividades riesgosas y evitar ejercicios físicos intensos después de un traumatismo craneoencefálico ayuda a prevenir daños cerebrales a largo plazo.
😊 4. Cuidar la salud mental y mantener la interacción social: La depresión es un factor de riesgo significativo para el deterioro cognitivo. Mantener una vida social activa, participar en actividades comunitarias y tener relaciones cercanas con otras personas puede reducir el riesgo de demencia hasta en un 5%.
🏃 5. Combatir el sedentarismo: El ejercicio físico regular mejora el flujo sanguíneo cerebral y promueve la plasticidad neuronal, lo que reduce el riesgo de enfermedades como el Alzheimer. Es importante adaptar la actividad física a las capacidades individuales y mantenerla a lo largo del tiempo.
Curiosidad: 💡 La actividad social no solo combate la depresión, sino que también fortalece las conexiones cerebrales. Participar en actividades grupales activa áreas del cerebro relacionadas con la memoria y el razonamiento, contribuyendo a retrasar el deterioro cognitivo.