Científicos revelaron las claves de la longevidad de María Branyas Morera, la mujer que vivió 117 años

El análisis de los genes y el estilo de vida de María Branyas Morera ha arrojado luz sobre los factores que pueden contribuir a una longevidad excepcional, según un estudio publicado en Cell Reports Medicine y recogido por Nature. La investigación, liderada por Manel Esteller de la Universidad de Barcelona, se centró en la mujer que, hasta su fallecimiento el 19 de agosto de 2024, fue la persona más longeva del mundo, con 117 años.

El equipo científico realizó un estudio multiómico de alto rendimiento, analizando el genoma, microbioma y epigenoma de Branyas Morera y comparando estos resultados con los de cohortes de mujeres de distintas edades de la misma región catalana. Esta aproximación permitió distinguir entre los cambios moleculares asociados al envejecimiento y aquellos vinculados a la mala salud. Según Esteller, “es posible distinguir los cambios moleculares que ocurren en el cuerpo debido al envejecimiento de los que ocurren debido a la mala salud”.

Uno de los hallazgos más llamativos fue la longitud de los telómeros de Branyas Morera. Aunque eran excepcionalmente cortos —característica normalmente vinculada a enfermedades relacionadas con la edad—, la supercentenaria no presentaba tales patologías. “Esto nos indica que la pérdida de telómeros no está necesariamente asociada con una enfermedad, sino simplemente con la edad”, explicó Esteller.

El estudio también identificó variantes genéticas que ofrecían protección frente a enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y diabetes, y no halló variantes asociadas a un mayor riesgo de patologías graves como el Alzheimer. “Tuvo suerte en la lotería genética”, resumió el investigador.

Sin embargo, la genética no fue el único factor. Los análisis de sangre mostraron un metabolismo lipídico eficiente —con bajos niveles de colesterol LDL y altos de HDL—, bajos marcadores de inflamación y un sistema inmunitario robusto. A los 113 años, Branyas fue la persona de mayor edad en España en superar la COVID-19.

El microbioma intestinal también resultó excepcionalmente saludable, con altos niveles de bacterias beneficiosas del género Bifidobacterium. Los investigadores creen que este perfil bacteriano se vio favorecido por su dieta, que incluía tres yogures diarios, junto con una alimentación mediterránea y ejercicio regular. “Nuestros genes son las cartas en una partida de póquer. Pero lo que realmente importa es cómo los jugamos”, reflexionó Esteller.

La disposición de Branyas Morera a colaborar con la investigación fue destacada por el equipo. “Era una persona muy humilde”, recordó Esteller. “Decía: ‘Mi único mérito es estar viva’”.

Aun así, los autores reconocieron las limitaciones del trabajo, ya que se basó en un único caso. La genetista Mayana Zatz, de la Universidad de São Paulo, señaló que sería necesario comparar estos hallazgos con supercentenarios de otras poblaciones.

En su publicación científica, los investigadores resumieron: “La longevidad humana extrema, ejemplificada por los supercentenarios, presenta una paradoja en la comprensión del envejecimiento: a pesar de su edad avanzada, mantienen una salud relativamente buena. Estos hallazgos ofrecen una nueva perspectiva sobre la biología del envejecimiento humano, sugiriendo biomarcadores para un envejecimiento saludable y posibles estrategias para aumentar la esperanza de vida”.

La historia de María Branyas Morera

La longevidad de Branyas también se vinculó a factores como una dieta mediterránea equilibrada, actividad física moderada y la ausencia de hábitos perjudiciales como el tabaco o el alcohol. Además, su residencia en Olot (Cataluña), una región del sur de Europa reconocida por favorecer vidas más largas, contribuyó a su excepcional longevidad.

Nacida en San Francisco el 4 de marzo de 1907, vivió en Estados Unidos durante su infancia antes de regresar con su familia a España en 1915. A lo largo de sus 117 años fue testigo de la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial, la gripe de 1918 y la pandemia de COVID-19, sobreviviendo a todas ellas.