Correr una maratón es mucho más que un desafío físico. Quienes se animan a enfrentar los 42,195 kilómetros descubren que también se trata de una prueba de voluntad, resiliencia y conexión profunda con uno mismo. La ciencia y la psicología coinciden: el cerebro del maratonista entrena para resistir, tolerar la frustración, disfrutar a largo plazo y superar sus propios límites.
La meta soñada para muchos corredores es completar las seis grandes maratones del mundo (Tokio, Boston, Londres, Berlín, Chicago y Nueva York) y recibir la codiciada medalla World Marathon Majors.
¿Qué pasa por la cabeza de un runner?
“El 95% de los que corren una maratón son amateurs. No lo hacen por una medalla, sino por ellos mismos”, explica el psiquiatra y maratonista Federico Pavlovsky. “De los 42 km, 30 se corren con las piernas, 10 con la cabeza y los últimos 195 metros con el corazón”, dice un viejo dicho runner. Y cobra sentido en cada paso.
Correr activa sustancias como serotonina, dopamina y endorfinas, que mejoran el estado de ánimo y generan bienestar. La maratón no solo moldea el cuerpo: también transforma la mente.
Las 10 claves psicológicas del maratonista:
- Acepta la gradualidad: los logros se construyen paso a paso.
- Escucha su cuerpo: correr implica conexión, no solo rendimiento.
- Tolera el malestar: el dolor y el esfuerzo se vuelven parte del camino.
- Busca placer sostenido: aprende a disfrutar más allá de lo inmediato.
- Crea hábitos firmes: la disciplina gana al talento si el talento no se entrena.
- Convive con la incomodidad: lluvia, frío o cansancio no lo frenan.
- Recompensa diferida: entrena por meses para una única meta.
- Pertenece a una tribu: grupos de corredores y entrenadores sostienen el proceso.
- Transforma la identidad: correr se vuelve un estilo de vida.
- Vive la euforia del corredor: la meta se celebra con alegría y orgullo.
¿Y después de la meta?
Muchos corredores viven lo que se conoce como la “tristeza del corredor”: una especie de bajón emocional tras la carrera, que suele aliviarse con un nuevo objetivo.
Pero el mayor logro no está en los kilómetros recorridos, sino en todo lo que se gana en el camino.