💤 La inteligencia artificial está a un clic de cambiarte la vida… pero casi nadie se toma el trabajo de aprender a usarla. La mayoría de los usuarios de ChatGPT lo trata como si fuera Google con esteroides: le hacen una pregunta, esperan una respuesta rápida, mediocre, y luego se quejan de que “no sirve tanto como dicen”.
📉 Un dato demoledor lo deja claro: el 90% de las personas se limita a escribirle cosas sueltas a la IA sin dar contexto, sin objetivos claros, sin detalles. O sea, manejan un Fórmula 1 con rueditas de bicicleta.
😴 Vagos digitales con herramientas de genios
🪑 La escena se repite todos los días: alguien abre ChatGPT, teclea “qué puedo vender en internet” y se queda esperando la iluminación divina. Spoiler: no llega. Luego viene el juicio injusto: “es muy genérico”, “esto ya lo sé”. Claro que sí, campeón, si lo usás como un horóscopo con WiFi, el resultado va a ser igual de útil.
📚 Hay tutoriales, guías gratuitas, cursos de empresas como OpenAI, Google o Anthropic, pero la mayoría prefiere quejarse de los resultados antes que tomarse una hora para aprender a usarlo con algo de cabeza.
🙄 La era del conocimiento… sin ganas de conocer
🧠 Usar una IA como ChatGPT al máximo no requiere saber programar, ni tener un máster en neurociencia. Solo hace falta sentido común y un poco de interés. Pero estamos en tiempos donde todo el mundo quiere productividad instantánea, con cero esfuerzo. Como pedirle a un piano que toque solo porque lo mirás con cariño.
💡 La ironía más grande es que la IA puede ahorrarte horas de trabajo, ayudarte a resolver problemas complicados, o crear contenido de altísima calidad. Pero primero hay que hacer lo básico: decirle bien lo que querés.
📌 Curiosidad para rematar: hay marketplaces donde se venden prompts (las instrucciones para usar bien una IA) por entre 2 y 10 dólares. Sí, literalmente se está formando un mercado… porque la gente prefiere pagarle a otro por pensar, antes que pensar por sí misma.
