Este miércoles, Ucrania recibió a dos importantes figuras de la política internacional: el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, y el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy. Ambos se encuentran en Kiev para abordar el uso de armas occidentales de largo alcance contra Rusia, en un contexto donde las tensiones continúan escalando. Estados Unidos y sus aliados evalúan la posibilidad de suministrar este tipo de armamento a Ucrania, mientras que Rusia ha advertido que responderá de manera “apropiada” si estas armas son utilizadas contra su territorio.
El presidente estadounidense Joe Biden confirmó que la cuestión está siendo analizada, y que la decisión podría influir en el desarrollo del conflicto. El Kremlin, por su parte, se mostró en alerta, anticipando que responderá de manera contundente si Ucrania obtiene luz verde para utilizar estas armas.
Además, Blinken advirtió que Rusia ha comenzado a recibir misiles balísticos de Irán, los cuales podrían ser usados en el conflicto ucraniano en las próximas semanas. Esta cooperación entre Moscú y Teherán representa, según el funcionario estadounidense, una amenaza directa para la seguridad de Europa, aunque Rusia y el gobierno iraní negaron tales afirmaciones.
Por otro lado, el Reino Unido anunció nuevas sanciones contra diez buques vinculados a la exportación de petróleo ruso. Esta “flota fantasma” ha permitido que Rusia continúe comercializando crudo por un valor de más de 5.000 millones de dólares, esquivando las sanciones impuestas por Occidente desde el inicio de la invasión a Ucrania.
LA CONTRAOFENSIVA RUSA Y LOS ATAQUES NOCTURNOS
Mientras tanto, en el campo de batalla, las fuerzas rusas han lanzado una importante contraofensiva en Kursk, recuperando parte del territorio que había sido tomado por las tropas ucranianas. Por su parte, Ucrania ha continuado enfrentándose a los ataques rusos, derribando 20 de los 25 drones lanzados por Moscú durante la noche. Sin embargo, las fuerzas rusas también desplegaron misiles en el ataque nocturno, lo que aumentó la tensión en la región.
El conflicto, que ya lleva más de 930 días, no solo afecta a Europa, sino que también ha comenzado a ser tema de debate en la política interna de Estados Unidos. De cara a las elecciones presidenciales, el expresidente y actual candidato Donald Trump habló sobre su deseo de poner fin a la guerra en Ucrania, aunque evitó en dos ocasiones decir explícitamente si apoyaba la victoria de su aliado, Ucrania, en el conflicto.