El síndrome de intestino corto (SIC) es una enfermedad rara que aparece cuando se pierde o deja de funcionar una parte importante del intestino delgado, el órgano que absorbe la mayoría de los nutrientes esenciales 🍎. En Argentina se detectan alrededor de 20 nuevos casos por año, y puede tener causas congénitas —como malformaciones— o adquiridas, generalmente tras cirugías que obligan a resecar grandes segmentos intestinales.
En niños, los motivos más frecuentes incluyen enterocolitis necrotizante, íleo meconial, defectos de la pared abdominal y vólvulos, además de enfermedades inflamatorias como la de Crohn o traumatismos 🧒. La consecuencia directa es que el intestino no puede absorber agua, vitaminas, minerales y macronutrientes suficientes, provocando síntomas como diarrea persistente, deshidratación, vómitos, calambres, acidez estomacal y fatiga.
💉 En los casos graves, la única opción es la nutrición parenteral, que administra nutrientes directamente en la sangre. Si bien salva vidas, conlleva riesgos como infecciones, complicaciones hepáticas, trombosis y pérdida de accesos venosos, además de un gran impacto en la vida familiar.
Aquí es donde entra la teduglutida, un medicamento que imita la acción del péptido similar al glucagón tipo 2 (GLP-2). Esta molécula estimula la adaptación del intestino remanente, aumenta el flujo sanguíneo y promueve el crecimiento de criptas intestinales, mejorando la absorción de nutrientes 🌱.
📊 Un estudio multicéntrico argentino, realizado en 9 centros de referencia y con 33 pacientes pediátricos, demostró que el 36% de los niños tratados con teduglutida logró suspender la nutrición parenteral tras una mediana de 1,5 años de tratamiento. Además, el 100% redujo en al menos un 20% el volumen semanal de nutrición intravenosa.
La Dra. Carola Saure, especialista en Nutrición del Hospital Garrahan, destacó que lograr esta autonomía “reduce la morbilidad asociada, mejora la calidad de vida y disminuye los riesgos de perder accesos vasculares, algo vital para estos pacientes”.
🏥 La experiencia argentina coincide con datos internacionales, donde la tasa de suspensión completa de nutrición parenteral ronda el 40%. La introducción de terapias como la teduglutida, junto con equipos interdisciplinarios especializados, está transformando el pronóstico y ofreciendo una esperanza real para los niños con SIC.