Ciberdelincuentes han orquestado un ataque a una empresa en Suiza utilizando la peculiar herramienta: cepillos de dientes inteligentes. ¡Así es, ni siquiera tu rutina de higiene bucal está a salvo de los hackers!
Los malhechores, en un acto digno de creatividad retorcida, infectaron con malware a tres millones de cepillos de dientes conectados a Internet, generando pérdidas millonarias para la empresa afectada, cuyo nombre se mantiene en la sombra.
Según informes del diario suizo Aargauer Zeitung, el ataque no estaba dirigido directamente a los cepillos de dientes, sino que estos se convirtieron en peones involuntarios en un ataque de denegación de servicio distribuido (DDoS). Para los no iniciados, un DDoS busca colapsar un servicio sobrecargándolo con solicitudes, y en este caso, la víctima fue una compañía suiza anónima.
Pero, ¿cómo es posible que un humilde cepillo de dientes se convierta en la estrella de un ataque cibernético? La respuesta reside en la creciente tendencia de convertir dispositivos cotidianos en “inteligentes”. Estos cepillos, que normalmente se preocupan por tu salud bucal, fueron utilizados como títeres en un ataque DDoS masivo.
Stefan Züger, vocero de Fortinet, una empresa de ciberseguridad, advierte que cualquier dispositivo conectado a Internet puede convertirse en un blanco, y en este caso, la vulnerabilidad radicaba en el sistema operativo Java OS integrado en los cepillos. Los astutos delincuentes aprovecharon esta debilidad y la conexión a una red pública de los cepillos para lanzar su ataque.
Después de infiltrarse en los cepillos de dientes, los ciberdelincuentes los convirtieron en un “botnet”, una especie de ejército de dispositivos zombies controlados remotamente. En el momento preciso, activaron el ataque DDoS, colapsando la web de la empresa suiza.
Aunque los motivos detrás de este insólito caso no han sido revelados, las pérdidas económicas son palpables. Este episodio destaca la importancia de mantener actualizados los dispositivos del hogar conectados a Internet y reforzar la ciberseguridad. ¡Incluso el acto de cepillarse los dientes puede ser más arriesgado de lo que pensábamos!