“Así se hace un bebé”: la echaron del trabajo, creó muñecos hiperrealistas y se pudo comprar un departamento

En el corazón de Buenos Aires, Leticia Casco, de 27 años, encontró una oportunidad en medio de la pandemia. Luego de perder su empleo, transformó su afición por las muñecas en un exitoso negocio de creación de “bebés reborn”, muñecos hiperrealistas que parecen bebés de verdad. Estos bebés realistas se han vuelto muy populares en Argentina, en parte gracias a su expansión global.

Leticia, quien había estudiado Administración Hotelera, siempre había tenido una fascinación por las muñecas. De pequeña, se preguntaba si existirían muñecas que se vieran como bebés reales, y esa curiosidad la llevó a descubrir el mundo de los “reborn”, un concepto que nació en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Luego de adquirir experiencia vendiendo pelucas por varios años, decidió llevar su pasión un paso más allá en 2018 al viajar a Barcelona para tomar un curso de cinco días sobre cómo crear estas muñecas.

A pesar de que su primera creación no fue como esperaba, Leticia perseveró. Tras practicar y mejorar su técnica, comenzó a vender sus muñecas por internet, recuperando la inversión inicial y ganando confianza en su trabajo. Hoy en día, sus muñecas son solicitadas por coleccionistas y clientes de todo el país, y Leticia trabaja a tiempo completo en su taller, con hasta dos meses de espera para cumplir con los encargos.

El proceso de creación de un bebé reborn es detallado y puede tomar hasta tres semanas, dependiendo de si el muñeco tiene pelo o no. Leticia importa los materiales desde Estados Unidos y Canadá, y cada muñeco pasa por más de 15 capas de pintura para lograr el realismo deseado. Además, si el bebé lleva pelo, este se injerta de forma individual utilizando pelo de alpaca. Los precios de las muñecas varían: un bebé sin pelo cuesta 300 dólares, mientras que uno con pelo puede llegar a los 500 dólares.

Los bebés reborn no solo son comprados por niñas que los usan para jugar, sino también por coleccionistas, y en ocasiones, se utilizan en obras de teatro, publicidad, e incluso como terapia para personas con Alzheimer o como compañía para personas mayores. Leticia relata que su trabajo ha tenido un impacto emocional en algunos de sus clientes, como una mujer que luchaba con la infertilidad y encontró consuelo en uno de sus bebés, solo para después sorprenderse con la noticia de un embarazo.

Gracias a su emprendimiento, Leticia logró comprar su propio departamento y ha convertido su pasión en una carrera exitosa.