Rosario vive una escalada de violencia sin precedentes, con un reciente asesinato de un playero de 25 años, Bruno Bussanich, a manos de sicarios que han dejado una nota de advertencia con amenazas directas al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y al ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni. La nota encontrada en la escena del crimen declara una guerra no por territorio, sino contra las autoridades mencionadas, prometiendo más asesinatos de inocentes como parte de una campaña de intimidación que busca derechos para los presos y un cambio en las políticas de seguridad y control en los penales.
Este incidente es parte de una serie de ataques violentos que han sacudido Rosario, incluyendo el ataque a dos taxistas y un colectivero, este último en estado crítico, así como la aparición de mensajes amenazantes en lugares públicos. La violencia se atribuye a una respuesta a las medidas endurecidas en las prisiones provinciales, inspiradas en las políticas del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
En respuesta a esta ola de violencia, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, ha convocado un Comité de Crisis para coordinar esfuerzos entre las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales. Este comité, que funcionará hasta julio de 2024, buscará mejorar la organización sobre el despliegue territorial para la prevención y control del orden urbano, e incluso se ha anticipado la solicitud de apoyo de las Fuerzas Armadas para operaciones de seguridad interior.
Estos acontecimientos subrayan la grave situación de seguridad en Rosario y la urgencia de encontrar soluciones efectivas para restaurar la paz y proteger a los ciudadanos de la violencia criminal que azota la ciudad.