La expansión masiva de los chatbots de inteligencia artificial abrió un nuevo frente de debate en la psiquiatría contemporánea. En hospitales universitarios de Estados Unidos y Europa, médicos comenzaron a detectar un patrón que genera preocupación: pacientes que llegan a consulta con delirios intensos luego de mantener interacciones prolongadas y altamente personalizadas con sistemas conversacionales basados en IA.
El fenómeno todavía no constituye una categoría diagnóstica formal, pero ya circula entre especialistas un término descriptivo: psicosis asociada al uso de chatbots. Se trata de una hipótesis clínica en construcción, no de un consenso cerrado, que intenta explicar por qué en ciertos casos el uso intensivo de estas tecnologías coincide con la aparición o el agravamiento de ideas delirantes.
⚠️ Casos documentados y consecuencias graves
Psiquiatras han documentado decenas de casos potenciales de psicosis delirante. Según una investigación del Wall Street Journal, algunos episodios derivaron en suicidios y al menos uno terminó en un homicidio.
Desde el punto de vista clínico, los cuadros observados no difieren de otras psicosis conocidas: creencias falsas fijas, pensamiento rígido y deterioro del funcionamiento social. Lo novedoso es el contexto. Muchos pacientes relatan haber pasado semanas o meses conversando casi exclusivamente con un chatbot, al que atribuyen comprensión profunda, intencionalidad o incluso conciencia.
En varios casos no existían antecedentes psicóticos claros. En otros, sí había factores de vulnerabilidad previos, como depresión, trastornos del ánimo, consumo de psicofármacos o privación severa del sueño. La pregunta central para los especialistas es si la IA actúa como detonante, amplificador o simple acompañante del proceso.
💬 El problema no sería la idea, sino la validación
Keith Sakata, psiquiatra de la University of California en San Francisco, explicó que el riesgo no radica en que la IA “implante” un delirio, sino en su modo de interacción.
“A diferencia de otras tecnologías, los chatbots aceptan la narrativa del usuario y la desarrollan sin confrontarla. La persona le cuenta su realidad delirante y la máquina se la devuelve reforzada”, señaló Sakata.
La psiquiatría conoce desde hace décadas la tendencia de los delirios a incorporar elementos tecnológicos —radios, televisores, internet—, pero los expertos subrayan una diferencia clave: los chatbots no son objetos pasivos, sino interlocutores activos que validan emociones y sostienen conversaciones prolongadas.
🤖 Una tecnología sin precedentes históricos
Para Adrian Preda, profesor de psiquiatría en la Universidad de California en Irvine, no existen antecedentes de una tecnología capaz de dialogar de manera continua, adaptativa y personalizada, reforzando una única línea de pensamiento sin introducir fricciones externas.
Algunos casos clínicos muestran delirios místicos o grandiosos: personas convencidas de haber contactado una inteligencia superior, de ser elegidas para una misión trascendental o de poseer conocimientos secretos. En otros, las creencias son más íntimas, como pensar que el chatbot permite comunicarse con personas fallecidas o mantener un vínculo exclusivo.
Un estudio danés reciente, basado en historiales médicos electrónicos, identificó decenas de pacientes cuyo uso intensivo de chatbots coincidió con consecuencias negativas en su salud mental. Si bien no establece causalidad, refuerza la necesidad de un análisis sistemático.
🏥 Casos clínicos y primeras respuestas
En Estados Unidos, un estudio de caso revisado por pares describió la hospitalización repetida de una mujer joven convencida de que un chatbot le permitía hablar con su hermano muerto. Para los autores, el caso ilustra cómo sistemas diseñados para ser empáticos pueden reforzar interpretaciones delirantes si no cuentan con salvaguardas suficientes.
Las propias empresas tecnológicas reconocen el desafío. OpenAI afirmó que trabaja en mejorar la detección de señales de angustia psicológica y en redirigir a los usuarios hacia apoyos humanos. Otras compañías, como Character.AI, implementaron restricciones para menores tras demandas judiciales vinculadas a suicidios.
⚖️ Un debate que también llega a la Justicia
El fenómeno ya alcanzó el plano legal. En Estados Unidos se presentaron demandas por muerte injusta, en las que se alega que ciertos chatbots contribuyeron a estados mentales extremos. Aunque los procesos están en etapas iniciales, anticipan un debate más amplio sobre la responsabilidad de las plataformas.
Desde el punto de vista epidemiológico, el alcance real del problema sigue siendo incierto. OpenAI indicó que solo una fracción mínima de usuarios manifiesta señales compatibles con emergencias psiquiátricas, pero aplicada a cientos de millones de personas, incluso una proporción pequeña adquiere relevancia sanitaria.
🔍 Prudencia y nuevas preguntas en el consultorio
Los especialistas insisten en evitar conclusiones simplistas. Nadie sostiene que los chatbots causen psicosis de manera directa y generalizada. La hipótesis más aceptada es que, en determinados perfiles, puedan actuar como un factor de riesgo adicional, comparable al aislamiento social, el consumo de sustancias o la falta de sueño.
En la práctica clínica, el impacto ya es concreto: cada vez más psiquiatras preguntan a sus pacientes cuánto tiempo pasan interactuando con chatbots y con qué finalidad. No como un juicio moral, sino como parte de una evaluación integral de un entorno digital que se volvió inseparable de la vida cotidiana.
