Con qué país debería relacionarse Argentina y a cuál debería parecerse, según un estudio de opinión pública

La percepción de la sociedad argentina sobre su lugar en el mundo y sus vínculos internacionales está atravesando una transformación profunda. El informe Creencias Sociales 2025, elaborado por el Observatorio Pulsar.UBA, muestra que la brújula internacional de los argentinos oscila entre la tradición occidental y un pragmatismo creciente hacia nuevas potencias. El estudio revela que la política exterior no replica la polarización interna, sino que se organiza alrededor de consensos amplios y criterios prácticos.

En un escenario de incertidumbre económica y expectativas debilitadas, la mirada hacia el exterior funciona como un reflejo de la autoestima nacional. El informe destaca que la sociedad argentina tiende a subestimar el tamaño real de su economía y a desconfiar de las posibilidades de progreso individual. Este clima favorece el aumento del deseo de emigrar, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, al analizar las preferencias sobre alianzas estratégicas y modelos de país, aparecen matices que desafían los estereotipos y plantean nuevas preguntas sobre el futuro.

El relevamiento se centra en dos preguntas centrales: con qué países debería relacionarse Argentina y a cuáles debería parecerse. Las respuestas muestran una sociedad que busca equilibrar aspiraciones globales con realismo regional, mientras observa el ascenso de China sin renunciar a su identidad occidental.

Según el estudio, Estados Unidos encabeza las preferencias como socio estratégico con un 29% de menciones, seguido por Brasil (19%), China (14%), España (6%) y Uruguay (5%). El dato más llamativo es el crecimiento sostenido de China, que pasó del 5% en 2023 al 14% en 2025, consolidándose como un actor central en la agenda internacional argentina. Este avance no genera rechazo significativo en sectores históricamente vinculados a Occidente y mantiene una imagen positiva incluso entre simpatizantes de La Libertad Avanza.

El ranking de vínculos estratégicos es relativamente estable entre los grandes espacios políticos. Tanto votantes de La Libertad Avanza como de Juntos por el Cambio y del peronismo ubican a Estados Unidos, Brasil y China en los primeros lugares, con diferencias en la jerarquización, pero sin rupturas. Los dos primeros grupos priorizan a la potencia norteamericana, mientras que el peronismo reparte sus preferencias de manera más equilibrada. Esto sugiere que, en la opinión pública, la relación con Estados Unidos no compite de manera excluyente con la de China, sino que ambas conviven sin tensión.

Cuando se consulta qué países deberían servir como modelo, el ideal sigue siendo occidental. Estados Unidos (15%) y España (14%) lideran, seguidos por Uruguay (10%), Brasil (9%) y Alemania (7%). No aparecen países asiáticos entre las primeras menciones, lo que sugiere que, aunque la estrategia internacional se diversifica, la identidad cultural continúa fuertemente anclada en Occidente. Además, la población no solo mira a potencias desarrolladas, sino también a ejemplos regionales percibidos como alcanzables en términos de calidad institucional y estilo de vida.

El estudio también muestra que la imagen de las principales potencias es mayoritariamente positiva. España (71%), Brasil (70%) y la Unión Europea (68%) lideran la valoración, mientras que China (62%) y Estados Unidos (59%) se mantienen en niveles cercanos. Incluso Inglaterra, con quien Argentina tuvo su último conflicto bélico, conserva una aceptación del 54%. Este cuadro indica que la sociedad no concibe al escenario internacional como una amenaza, sino como un espacio amplio con múltiples actores potencialmente aliados.

Uno de los hallazgos más significativos es la percepción del tamaño de la economía argentina. El promedio social ubica al país en el puesto 102 entre 200, muy lejos de la posición real que le asigna el Banco Mundial: el puesto 23 entre 188 economías. Esta subestimación expresa un pesimismo estructural y una brecha entre la autoestima colectiva y los datos objetivos.

Este clima se refleja también en la disposición a emigrar: el 32% afirma que se iría a vivir a otro país, porcentaje que asciende entre los jóvenes. La confianza en la meritocracia también cae: la mitad de la población considera que ni estudiar ni trabajar garantizan el progreso económico, percepción que se acentúa entre los simpatizantes del peronismo.

En síntesis, el informe de Pulsar.UBA muestra una sociedad que se mueve entre una brújula internacional cada vez más diversificada y una autopercepción debilitada. Mientras Estados Unidos mantiene su liderazgo como referencia cultural y estratégica, China avanza como socio clave sin generar polarización. El ideal de país a imitar sigue siendo occidental, aunque combinado con modelos regionales más cercanos. La gran incógnita es si Argentina podrá, en los próximos años, alinear su mirada hacia el mundo con una visión más optimista de sí misma.