💻 La supercomputadora Fugaku, desarrollada por RIKEN y Fujitsu en Japón, logró realizar la simulación digital más completa de un cerebro hasta la fecha. Con una capacidad de más de 400 cuatrillones de operaciones por segundo, esta maravilla tecnológica está revolucionando la investigación en neurociencia… sin necesidad de experimentación en animales.
🧪 El proyecto utilizó un modelo basado en el cerebro de un ratón, pero su importancia es global: se trata de un gemelo digital neuronal que permite realizar múltiples experimentos al mismo tiempo, como simular los efectos del Alzheimer o el comportamiento de las convulsiones, todo dentro de un entorno 100 % virtual.

🖥️ El cerebro simulado fue construido a partir del Brain Modeling Toolkit, del Instituto Allen, y cuenta con herramientas como Neulite, que convierte ecuaciones matemáticas en neuronas digitales que se comunican entre sí como las reales.
🔩 Para lograr semejante tarea, Fugaku utiliza 158.796 nodos, que trabajan como pequeños cerebros conectados entre sí, generando un poder de cálculo tan grande que, si una persona intentara contar cada operación realizada en un segundo, le llevaría más de 12.700 millones de años.
🌐 Esta tecnología no solo está destinada a la neurociencia. Fugaku también se aplica en campos como la energía, prevención de desastres y planificación socioeconómica, gracias a su capacidad para simular escenarios complejos y proponer soluciones optimizadas.
🧬 El modelo cerebral permite simular estados como la vigilia, el sueño, el consumo de drogas o la aparición de enfermedades neurológicas. Y lo más importante: sin dañar a ningún ser vivo y con la posibilidad de personalizar cada experimento al extremo.

🚀 La simulación de un cerebro humano es el próximo paso. Este avance deja la puerta abierta a una revolución en el tratamiento de enfermedades neurológicas, el desarrollo de fármacos y la comprensión profunda de cómo pensamos, sentimos y actuamos.
📌 Curiosidad final: Aunque parezca ciencia ficción, el nombre Fugaku proviene del Monte Fuji, y simboliza su objetivo: ser tan vasto, confiable y monumental como la montaña más icónica de Japón. Esta supercomputadora llegó a ser, en 2020, la más rápida del mundo, superando incluso a sistemas desarrollados por Estados Unidos y China.
