La piel del rostro permanece expuesta a factores ambientales que la afectan durante todo el año. Entre ellos, la radiación solar ocupa un lugar central: impacta de manera diaria, incluso en jornadas nubladas o cuando la persona se encuentra en interiores donde la luz atraviesa ventanas. Por eso, los especialistas insisten en que la fotoprotección debe ser constante y formar parte de una rutina básica de cuidado.
Aplicar protector solar a diario no solo previene el envejecimiento prematuro, la aparición de manchas y arrugas, sino que además reduce el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Los profesionales de la dermatología sostienen que el daño por radiación es acumulativo y no distingue estación, clima ni intensidad de luz visible.
¿Es necesario usar protector solar todos los días?
La respuesta de los dermatólogos es unánime: sí. Los rayos UVA y UVB inciden en la piel aun en días nublados, durante el invierno e incluso en espacios cerrados donde la radiación atraviesa el vidrio.
La médica dermatóloga Lilian Demarchi, de la Sociedad Argentina de Dermatología, remarcó que el protector solar debe aplicarse diariamente porque “el daño es acumulativo durante todo el año”.
Este hábito es fundamental para evitar manchas, arrugas y condiciones más severas, entre ellas lesiones precancerosas y cáncer de piel. La constancia, señalan los especialistas, es la clave para disminuir riesgos a largo plazo.
Qué factor de protección elegir
La selección del factor de protección solar (FPS) depende del tipo de piel y sus necesidades particulares, aunque los especialistas coinciden en que el rostro debería contar con un producto de FPS 50 o superior, especialmente en pieles sensibles, secas o con tendencia a la rosácea.
La protección debe ser de amplio espectro, es decir, cubrir rayos UVA, UVB y luz azul. Las formulaciones también varían según el tipo de piel:
- Secas: cremas más densas e hidratantes.
- Grasas o acneicas: emulsiones livianas u opciones oil free.
- Sensibles: protectores minerales con óxido de zinc o dióxido de titanio.
Desde MedlinePlus —el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.— advierten que no debe utilizarse el protector solar para prolongar la exposición, y que es preferible evitar productos que mezclen fotoprotección y repelente de insectos.
El daño solar es acumulativo
La radiación ultravioleta genera efectos que no siempre se observan de inmediato. La piel pierde luminosidad, elasticidad y puede presentar manchas o líneas de expresión más marcadas con el paso del tiempo. Además, el daño acumulado contribuye al desarrollo de lesiones que pueden volverse irreversibles.
La dermatóloga Agustina Vila Echagüe señaló que el sol acelera de manera significativa el envejecimiento visible y que muchas personas subestiman la presencia de rayos UVA y UVB fuera del verano, cuando siguen impactando de manera continua.
Cómo y cuándo aplicar el protector solar
Los especialistas recomiendan:
- Aplicarlo todos los días, incluso en invierno o al salir por períodos breves.
- Colocarlo 30 minutos antes de la exposición para permitir su absorción.
- Cubrir rostro, nariz, orejas, cuello, manos y cualquier zona expuesta.
- Reaplicar cada dos horas, y siempre después de nadar o sudar.
- Proteger también los labios con bálsamos que contengan FPS.
Otros cuidados básicos para la piel del rostro
El protector solar es indispensable, pero no el único cuidado necesario. La rutina diaria debería sumar una correcta hidratación, limpieza suave, uso de antioxidantes —como la vitamina C— y productos adaptados a las particularidades de cada piel.
Además, se aconseja evitar la exposición directa entre las 11 y las 15 horas, usar sombreros, gafas de sol y preferir fórmulas específicas para quienes presentan piel sensible o dermatitis.
