En una carta enviada al medio británico The Telegraph, una mujer de 34 años relató su frustración y dolor luego de que su pareja, con quien estuvo más de una década, decidiera romper la relación justo cuando ella sentía que era momento de formar una familia. Él, de 38 años, argumentó que aún quería priorizar su carrera y disfrutar su vida sin hijos ni compromisos. Ella, en cambio, lo vivió como una pérdida profunda: “Siento que me debe mucho y quiero que pague”, escribió.
🏡 Durante su relación, compraron juntos un departamento y, según la mujer, habían pactado una división de roles: él se enfocaría en su carrera, mientras ella cuidaría del hogar y de los hijos que ambos planificaban tener. Sin embargo, la ruptura no solo terminó la relación, sino que también congeló el proyecto de maternidad que ella tenía en marcha.
🍼 La situación escaló emocionalmente cuando confesó que ahora considera iniciar un tratamiento de fertilización asistida por su cuenta, pero que espera que él pague parte del costo: “Es caro. Creo que él lo debería pagar”, aseguró. Argumentó que, si bien ya no están juntos, su decisión de dejarla cambió por completo su futuro. “Me robó mis años de maternidad”, lamentó.
⚖️ Desde la sección ‘Moral Money’ del diario, la respuesta fue clara: no existe derecho legal a una compensación financiera por una promesa de matrimonio no cumplida. Explicaron que los tribunales británicos solo reconocen los bienes en común (como la hipoteca compartida) y no consideran legalmente exigibles las expectativas emocionales o familiares rotas.
🧠 El consejo que recibió fue más práctico que romántico: dejar de buscar compensación y enfocarse en reconstruir su vida emocional. “Es importante que cambies tu forma de pensar de buscar compensación a invertir en tu resiliencia”, fue la sugerencia final.
📌 Curiosidad legal: En Reino Unido, las promesas de matrimonio fueron consideradas legalmente vinculantes hasta 1971, cuando se eliminó el delito de “incumplimiento de promesa matrimonial”. Desde entonces, romper un compromiso puede doler… pero ya no se paga con dinero.
