Dudar de uno mismo hasta el punto de invalidar las propias emociones, recuerdos o necesidades es más común de lo que parece. Este fenómeno, conocido como auto-gaslighting, va mucho más allá del diálogo interno negativo y puede tener efectos profundos en la salud mental y en las relaciones personales.
Según especialistas consultados por TIME, el auto-gaslighting implica que la persona se transforma en su crítico más severo, internalizando voces externas que la hacen desconfiar de su propia percepción de la realidad.
¿En qué se diferencia del diálogo interno negativo?
El gaslighting tradicional ocurre cuando alguien manipula a otra persona para que dude de su realidad. En cambio, el auto-gaslighting sucede cuando esa manipulación se vuelve interna.
A diferencia de la autocrítica, que evalúa el propio desempeño sin necesariamente distorsionar los hechos, el auto-gaslighting niega o minimiza las experiencias personales. “Muchas veces esa voz despectiva que antes venía de otros ahora vive en tu cabeza”, explica la terapeuta Lauren Auer, de Illinois.
Manifestaciones cotidianas
El auto-gaslighting puede aparecer de formas sutiles en la vida diaria:
- Pensar “Estoy exagerando” después de una discusión.
- Decirse “No fue para tanto” pese a sentirse herido.
- Justificar el maltrato con “Solo están estresados”.
Según Ashley Pena, trabajadora social y directora de Mission Connection, este patrón lleva a negar el derecho a poner límites o a minimizar el propio malestar. Reconocerlo es fundamental para construir vínculos más sanos y cuidar el bienestar emocional.
De dónde surge el auto-gaslighting
Las raíces suelen estar en experiencias previas de invalidación emocional. La psicóloga Jill Vance, de Chicago, explica que puede originarse en infancias donde se castigaba la expresión de emociones o se priorizaba la armonía sobre la honestidad.
También es frecuente en personas que han atravesado traumas relacionales o han estado en relaciones con individuos narcisistas o manipuladores, internalizando esas dinámicas. Con el tiempo, aprenden a cuestionarse a sí mismas de la misma forma en que antes lo hacía el entorno.
Consecuencias emocionales y relacionales
El auto-gaslighting afecta la autoestima, la toma de decisiones y la capacidad de confiar en uno mismo. Quienes lo padecen suelen experimentar impotencia, inseguridad y búsqueda constante de reafirmación.
“Se filtra en todas las áreas de la vida —advierte Auer—, porque al desconectarte de tus emociones perdés la brújula interna que te dice qué querés o necesitás”.
Cómo iniciar el camino para revertirlo
Superar el auto-gaslighting requiere conciencia y acompañamiento profesional. Los especialistas sugieren:
- Identificar cuándo se minimizan los propios sentimientos.
- Nombrar las emociones y validarlas, en lugar de descartarlas.
- Registrar momentos en que la intuición fue acertada.
- Practicar la asertividad, aprendiendo a decir “no” o “ahora no”.
Con el tiempo, estas estrategias fortalecen la autoconfianza y ayudan a transformar el diálogo interno. Como señala Pena, “la mente humana puede cambiar: es posible construir una relación más amable con uno mismo”.
