Trabajar en un crucero: el lado oscuro del “sueño” que esconde jornadas extenuantes y explotación

Para muchos, trabajar en un crucero parece una fantasía hecha realidad: viajar por el mundo, conocer nuevos países, vivir rodeado del mar y gente sonriente. Pero la realidad puertas adentro es muy distinta. La industria de los cruceros esconde uno de los modelos laborales más precarizados y abusivos del mundo moderno, y miles de trabajadores —en su mayoría de países en vías de desarrollo— soportan condiciones laborales cercanas a la esclavitud moderna.


🕐 Jornadas de hasta 14 horas sin descanso

⛓️ Lejos del descanso y el glamour que se muestra en los folletos turísticos, los empleados de cruceros trabajan entre 10 y 14 horas diarias, durante 7 días a la semana, sin días libres durante meses. Los contratos suelen durar entre 6 y 9 meses seguidos, sin vacaciones ni licencias por enfermedad.

💬 “Mi contrato decía 8 horas, pero terminé trabajando 13 por día. Solo dormía 4 o 5 horas y me despertaban si había inspección o alguna emergencia”, relata David, un ex camarero filipino en declaraciones al medio Business Insider.


💸 Sueldos bajos y pagos retrasados

💰 A pesar del esfuerzo físico y mental que implica el trabajo en altamar, los salarios son ridículamente bajos. Por ejemplo:

  • Un lavaplatos gana entre 300 y 500 dólares por mes.
  • Un camarero ronda los 700 a 1.200 dólares, muchas veces dependiendo de las propinas.
  • Los puestos jerárquicos (como jefes de departamento) pueden superar los 2.000, pero representan una minoría.

🔒 Además, muchos empleados denuncian retrasos en los pagos, comisiones no abonadas y descuentos arbitrarios en sus sueldos por ítems como “uniformes”, “uso de lavandería” o “multas por llegar tarde”.


🛏️ Condiciones de vida indignas

🚿 Las cabinas de los empleados son pequeñas, sin ventanas, mal ventiladas y compartidas con hasta 3 o 4 personas. En algunos cruceros más antiguos, los baños siguen siendo compartidos por pisos completos del personal.

🍽️ La comida para el staff es de baja calidad, a menudo reutilizada de los restos del buffet de los pasajeros. Y el acceso a áreas de descanso está estrictamente limitado, con cámaras y supervisores monitoreando cada movimiento.


🧾 Contratos opacos y sin protección legal

📄 Los contratos se firman con agencias tercerizadas, muchas veces en países con leyes laborales débiles como Filipinas, Indonesia, India o algunas islas del Caribe. Esto permite que las grandes compañías de cruceros —como Carnival, Royal Caribbean o MSCeviten regulaciones laborales más estrictas como las de Europa o Estados Unidos.

⚖️ Los empleados no tienen derecho a sindicalizarse, ni acceso a seguros médicos adecuados. Si se enferman o tienen un accidente, son repatriados a su país y despedidos sin compensación.


🧹 Discriminación laboral: la pirámide flotante

🚨 El sistema laboral dentro de los cruceros es una pirámide jerárquica y étnica. Las posiciones más altas (capitanes, gerentes de hotel, chefs ejecutivos) suelen ser ocupadas por europeos o norteamericanos. En cambio, los cargos de limpieza, cocina, mantenimiento y atención al cliente recaen casi exclusivamente en personas de India, Filipinas, Indonesia, Honduras o Brasil.

🧴 Una camarera hondureña citada por The Guardian relata: “Nos tratan como esclavas modernas. Sonríe para los pasajeros, pero nadie sonríe en la cocina”.


🎭 El show debe continuar, aunque estés destruido

😷 Si alguien se enferma, muchas veces debe seguir trabajando. En pandemia, hubo casos documentados de cruceros que ocultaron contagios para no cancelar itinerarios, obligando al personal a seguir prestando servicio en condiciones sanitarias gravísimas.

📉 En 2020, más de 100.000 trabajadores quedaron varados en altamar sin poder regresar a sus hogares durante meses, cuando las empresas suspendieron operaciones por COVID-19, dejándolos literalmente encerrados en el mar sin salario ni derechos.


🌐 Un negocio multimillonario construido sobre trabajo precarizado

🛳️ La industria de los cruceros factura más de 150.000 millones de dólares al año, con más de 30 millones de pasajeros anuales. Pero lo hace gracias a una fuerza laboral explotada, muchas veces invisibilizada, sin derechos ni reconocimiento.

📉 El problema se profundiza porque los cruceros navegan con banderas de conveniencia —como las de Panamá, Liberia o Bahamas— para evitar las leyes laborales y fiscales de los países donde operan. Así, no pagan impuestos ni cumplen con los convenios internacionales sobre derechos del trabajador.


🚨 ¿Y los pasajeros? La otra cara del entretenimiento

🎭 Mientras los turistas disfrutan del sol, la pileta, el buffet libre y el entretenimiento, detrás de escena hay miles de personas exhaustas, trabajando sin parar para sostener la fantasía flotante.

🎤 “Nos obligaban a sonreír aunque estuviéramos al borde del colapso. Si te quejabas, te bajaban en el siguiente puerto”, cuenta una animadora brasileña entrevistada por Al Jazeera.


🧠 Curiosidad final: ¿Sabías que el 94 % de los empleados de cruceros provienen de países en desarrollo, y que más del 80 % de los buques navegan con banderas que no coinciden con su país de origen para evadir regulaciones laborales? ⚓ Lo que para muchos parece un “trabajo soñado”, para otros es una cárcel disfrazada de lujo.