Los seres humanos y los grandes simios comparten un ancestro común del que ambos linajes se separaron hace millones de años.
Esa relación se refleja en similitudes anatómicas y genéticas, aunque cada grupo siguió trayectorias evolutivas distintas.
Un análisis en 3D que cambió la perspectiva evolutiva
Científicos del Colegio Universitario de Londres (UCL) realizaron un análisis tridimensional de cráneos de simios que permitió descubrir que los humanos evolucionaron el doble de rápido que los grandes simios en términos de desarrollo craneal.
El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
La investigación reveló que la diversificación anatómica humana fue mucho más acelerada, lo que derivó en cráneos y rostros más distintos respecto a otras especies de simios.
Factores sociales y biológicos en la evolución humana
La autora principal del estudio, la primatóloga Aida Gomez-Robles, explicó que “de todas las especies de simios, los humanos han evolucionado más rápido”.
Según la especialista, este proceso refleja “lo crucial que son para los humanos las adaptaciones craneales asociadas a tener un cerebro grande y caras pequeñas”.
El equipo científico sugiere que tanto factores biológicos como sociales impulsaron la rápida evolución del cráneo humano, relacionada con las ventajas cognitivas y la complejidad de las interacciones sociales.
Cómo se realizó el estudio
El trabajo se basó en modelos virtuales tridimensionales de cráneos de diferentes especies modernas de primates: siete homínidos (como humanos, gorilas y chimpancés) y nueve especies de hylobátidos o “simios menores”, entre ellos los gibones.
Los investigadores compararon estructuras craneales que divergieron evolutivamente hace unos 20 millones de años y observaron que la diversidad anatómica de los homínidos creció de manera notable, mientras que la de los hylobátidos permaneció limitada.
Para medir estas diferencias, los científicos dividieron los cráneos en cuatro secciones principales (parte superior e inferior de la cara, frente y parte posterior de la cabeza) y realizaron comparaciones computarizadas a partir de escaneos 3D.
Los gibones, una evolución más lenta
La comparación con los gibones permitió establecer un punto de referencia: su diversidad anatómica resultó mucho menor que la de los grandes simios y los humanos.
Esto indica que el linaje humano aceleró su evolución por encima de lo esperado, posiblemente impulsado por la necesidad de adaptaciones cognitivas y sociales.
Rasgos distintivos de los humanos
En términos morfológicos, la mayoría de los grandes simios presentan rostros grandes y prominentes y cerebros relativamente pequeños, mientras que los humanos poseen caras más planas y cráneos redondeados, asociados con cerebros de mayor tamaño.
Los gibones comparten algunos de estos rasgos faciales, pero sus cerebros son significativamente más pequeños.
Según el equipo del UCL, después de los humanos, los gorilas presentan la segunda tasa evolutiva más rápida, aunque sus transformaciones estarían vinculadas a factores de selección social relacionados con la jerarquía dentro del grupo.
Futuras líneas de investigación
Los autores remarcaron que el estudio no incluyó fósiles de homininos, por lo que aún no se puede precisar con exactitud cómo evolucionaron los cráneos de los antepasados humanos extintos.
Por eso, recomendaron que futuras investigaciones incorporen fósiles y amplíen el análisis a otras partes del esqueleto y a la relación con los genes.
Comprender estos factores permitiría reconstruir con mayor detalle la historia evolutiva del ser humano y los elementos biológicos y sociales que influyeron en su desarrollo.