Ducharse al despertar tiene sus ventajas: te limpia del sudor nocturno, las bacterias acumuladas durante el sueño y, de paso, te despeja la cabeza para arrancar con energía. Ideal para quienes necesitan un pequeño empujón mental antes de salir al mundo.
🌙 Pero si sos del team noche, la ducha antes de dormir también tiene lo suyo: elimina el polvo, la transpiración del día y, sobre todo, favorece el descanso, ya que al subir la temperatura corporal y luego bajarla, el cuerpo interpreta esa señal como “hora de dormir”.
🛏️ Ahora bien, hay un detalle que muchos pasan por alto: lo que realmente importa no es cuándo te duchás, sino qué tan limpia está tu cama. Las sábanas sucias pueden ser un caldo de cultivo de bacterias, ácaros y alergias. Así que, si te bañás de noche pero te metés en un colchón que no ve la lavadora hace semanas… estás en problemas.
✅ Conclusión rápida:
- Una ducha al día está perfecto.
- Elegí el horario que mejor se adapte a tu rutina y a cómo querés sentirte.
- Y por favor, cambiá las sábanas con regularidad. Tu piel (y tu nariz) lo agradecerán.
🔍 ¿Sabías esto?
🦠 Un estudio de la Universidad de Nueva York reveló que, en promedio, las fundas de almohada pueden contener más bacterias que la tapa de un inodoro si no se lavan al menos una vez por semana. Sí, leíste bien.