El error de la NASA que costó 390 millones de dólares: la sonda perdida por confundir libras con newtons

La NASA enfrentó en 1999 uno de los episodios más costosos y reveladores de su historia cuando la sonda Mars Climate Orbiter, valorada en casi 390 millones de dólares, se perdió rumbo a Marte por un error en la conversión de sistemas de medida.

National Geographic reveló que la confusión entre el sistema imperial y el sistema métrico provocó que años de trabajo y una gran inversión se esfumaran en minutos, dejando a la agencia sin la nave ni los datos esperados del planeta rojo.

Impacto económico y reputacional

La desaparición de la Mars Climate Orbiter, una nave de 338 kilos, implicó la pérdida oficial de USD 125 millones, cifra que, al ajustarse por inflación y costes asociados, corresponde a los mencionados 390 millones.

Más allá del golpe financiero, la NASA también perdió años de investigación y una gran oportunidad para avanzar en el conocimiento de la atmósfera marciana. El impacto en la credibilidad del programa fue inmediato, ya que la institución reconocida por su rigor técnico se vio forzada a admitir públicamente que un error fundamental había pasado inadvertido.

El error de conversión: una lección costosa

La Mars Climate Orbiter se lanzó el 11 de diciembre de 1998 desde Cabo Cañaveral, como parte de un programa ambicioso de exploración marciana a finales de los 90. Su objetivo era analizar corrientes de aire, temperaturas y polvo en la atmósfera de Marte, datos esenciales para planificar futuras misiones.

Sin embargo, durante el trayecto surgió un problema invisible en los cálculos de navegación. Lockheed Martin entregaba datos de empuje en libras-fuerza y el equipo de la NASA los requería en newtons. Esta diferencia no se identificó en las revisiones técnicas y se incorporó a los cálculos decisivos de la misión.

La consecuencia fue fatal: la nave siguió una trayectoria mucho más baja de lo previsto. En vez de entrar en órbita entre 140 y 150 kilómetros de altitud, descendió a apenas 57 kilómetros sobre la superficie marciana. A esa altura, la atmósfera fue suficiente para destruir la nave o expulsarla al espacio. Nunca más se recibió señal alguna.

Consecuencias y cambios en la gestión

La repercusión pública fue inmediata. Para la opinión pública, el caso se convirtió en un ejemplo de cómo los más pequeños detalles pueden provocar consecuencias severas, demostrando que incluso las instituciones más avanzadas son vulnerables a errores elementales.

Luego del incidente, la NASA introdujo cambios profundos en sus protocolos: reforzó la obligatoriedad de unificar los sistemas de medición, implementó auditorías internas más estrictas y revisiones cruzadas de datos. Estos fallos, conocidos como “latentes”, pueden pasar inadvertidos durante meses y aparecer en los momentos más críticos.

El legado de la Mars Climate Orbiter persiste en la ingeniería aeroespacial y recuerda que la precisión y la coordinación son esenciales en la exploración científica. Un pequeño descuido en la conversión de unidades puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, incluso en las misiones más ambiciosas.