😨 Despertarse en plena madrugada con una sensación intensa de miedo, acompañado de gritos, llanto o confusión, puede ser una experiencia aterradora tanto para quien la vive como para quienes la presencian. Estos episodios, conocidos como terrores nocturnos, forman parte del grupo de las parasomnias y pueden afectar tanto a niños como a adultos.
🛌 Según MedlinePlus, los terrores nocturnos son trastornos del sueño en los que la persona se despierta de manera brusca desde un sueño profundo en un estado de pánico. A diferencia de las pesadillas —que ocurren en la fase REM y suelen recordarse al despertar— los terrores nocturnos aparecen durante el primer tercio de la noche, cuando el sueño es más profundo, y casi nunca dejan recuerdos del episodio.
📉 Mayo Clinic explica que durante un terror nocturno es común que la persona grite, llore, presente taquicardia, sudoración y respiración acelerada, sin llegar a estar completamente despierta. En algunos casos, puede sentarse en la cama, abrir los ojos con una expresión de pánico o incluso caminar por la casa sin conciencia de lo que ocurre.
🧠 La especialista Elena Urrestarazu Bolumburu, de la Universidad de Navarra, señala que estas alteraciones son más frecuentes en la infancia o adolescencia, aunque pueden persistir en adultos. Su aparición puede estar relacionada con factores como el estrés, la falta de sueño, el agotamiento extremo, cambios en la rutina, fiebre, apnea del sueño o el síndrome de piernas inquietas. También hay una predisposición genética: es común encontrar antecedentes familiares de parasomnias.
🚫 En adultos, los episodios pueden intensificarse por el consumo de alcohol, ciertos medicamentos o trastornos como la ansiedad y la depresión. Aunque en la mayoría de los casos son benignos y tienden a desaparecer con el tiempo, pueden generar complicaciones: desde lesiones físicas por movimientos bruscos hasta problemas de convivencia y somnolencia diurna.
🔍 El diagnóstico suele basarse en el relato de familiares o convivientes. Cuando se necesita descartar patologías más graves, como epilepsias nocturnas, se recurre a estudios como el electroencefalograma y videograbaciones del sueño. El tratamiento, por lo general, no requiere medicación: lo fundamental es reducir el estrés, garantizar un entorno seguro y mantener rutinas de descanso saludables. Solo en casos persistentes o peligrosos, los especialistas pueden evaluar el uso de fármacos.
📊 Datos de MedlinePlus indican que la mayoría de los niños deja de sufrir terrores nocturnos antes de los 10 años. En los adultos, la clave para prevenir su repetición está en identificar los desencadenantes y tratarlos, ya sea ajustando hábitos de sueño o atendiendo problemas de salud mental.
🕵️♂️ Curiosidad: En algunos casos, los terrores nocturnos y el sonambulismo ocurren juntos, lo que ha llevado a personas a realizar acciones complejas —como cocinar o salir de casa— sin ningún recuerdo posterior, aumentando significativamente el riesgo de accidentes.