🧠 Una nueva polémica golpea al gigante del streaming musical. En los últimos días, usuarios de Spotify comenzaron a notar la aparición de nuevas canciones en los perfiles de artistas ya fallecidos. Lo insólito es que estos “nuevos lanzamientos” no son grabaciones inéditas ni material de archivo, sino creaciones generadas por inteligencia artificial (IA), publicadas sin autorización de las discográficas que detentan los derechos de los músicos.
🧑🎤 Uno de los casos más notorios es el del cantautor de country Blaze Foley, asesinado en 1989. A pesar de su trágico final hace más de tres décadas, la semana pasada apareció un nuevo sencillo bajo su nombre en Spotify. La noticia fue revelada por el portal 404 Media y generó un fuerte repudio por parte de quienes manejan su legado artístico.
💬 “Puedo decir claramente que esta canción no es de Blaze, ni de lejos, su estilo. […] Es una especie de robot de IA de mala calidad, por así decirlo. No tiene nada que ver con Blaze. Toda esa publicación tiene la autenticidad de un algoritmo”, declaró con indignación Craig McDonald, dueño de la discográfica Lost Art Record.
🖼️ El engaño fue aún más burdo: la portada del sencillo mostraba a un hombre genérico sosteniendo un micrófono, sin parecido con Foley. Una imagen más salida de una base de datos de IA que de la historia real del artista.
⚠️ McDonald responsabilizó directamente a Spotify: “Es sorprendente que Spotify no tenga una solución de seguridad para este tipo de acciones. […] Uno de sus talentosos ingenieros de software podría detener esta práctica fraudulenta en seco si tuvieran la voluntad de hacerlo”.
📉 La controversia pone en evidencia el vacío legal y ético en torno al uso de IA en la creación de contenido artístico. Hasta el momento, las plataformas de streaming no están obligadas a identificar ni etiquetar música generada por inteligencia artificial, lo que deja la puerta abierta a abusos que pueden afectar tanto a los herederos como a los fanáticos genuinos de los artistas originales.
📌 Curiosidad final: Blaze Foley, cuyo nombre real era Michael David Fuller, fue enterrado con una lápida hecha a mano porque sus amigos no podían pagar una oficial. Más tarde, la lápida fue robada… dos veces. Hoy su figura es de culto entre artistas como Lucinda Williams y John Prine, y su historia inspira a músicos incluso desde el más allá. 🎸🕊️