Vapear no es inofensivo: nuevos estudios revelan los riesgos reales de los cigarrillos electrónicos

De promesa saludable a amenaza silenciosa

Cuando los vapeadores comenzaron a ganar popularidad a mediados de la década de 2010, muchos los vieron como una alternativa “más sana” a los cigarrillos convencionales. Pero hoy, un creciente cuerpo de evidencia científica apunta en otra dirección: vapear también puede enfermar el corazón, los pulmones y el cerebro.

Un estudio reciente encontró altos niveles de metales pesados como níquel, antimonio y plomo en el vapor de marcas populares. Otros trabajos ya habían alertado sobre los efectos cardiovasculares, respiratorios y neurológicos del vapeo, especialmente entre los jóvenes.


Riesgos cardiovasculares: una calada, una alerta

Solo una calada de un cigarrillo electrónico aumenta la frecuencia cardíaca y contrae los vasos sanguíneos, según explicó James Stein, profesor de medicina cardiovascular. Con el uso sostenido, estos cambios pueden derivar en presión alta, arritmias e incluso infartos.

Además, al calentar líquidos a altas temperaturas, los vapeadores liberan sustancias químicas tóxicas, como formaldehído y acetaldehído, que circulan por el cuerpo afectando órganos vitales.


Pulmones en peligro

Aunque los efectos del vapeo en los pulmones aún se están estudiando, ya se sabe que puede provocar inflamación crónica, empeorar cuadros de asma o EPOC, y generar tos persistente y falta de aire.

Algunos vapeadores con saborizantes han sido vinculados a un raro trastorno respiratorio conocido como “pulmón de palomitas de maíz”, aunque las principales marcas hoy afirman que ya no utilizan el compuesto causante (diacetilo).

En 2019, 68 personas murieron en EE.UU. por lesiones pulmonares asociadas a vapeadores adulterados con acetato de vitamina E.


Boca, encías y adicción: más daño silencioso

El uso de vapeadores también afecta la salud bucal. Reduce el flujo sanguíneo a las encías y aumenta el riesgo de infecciones. Pero el problema central sigue siendo la nicotina: una droga altamente adictiva, especialmente para cerebros adolescentes.

Pamela Ling, especialista en control del tabaco, advirtió que hay jóvenes que duermen con el vapeador bajo la almohada y lo usan apenas se despiertan. “Hemos visto dispositivos con hasta 20.000 caladas de nicotina, el equivalente a 100 paquetes de cigarrillos”, alertó.


¿Por qué cuesta tanto dejarlo?

Dejar de vapear también genera síntomas de abstinencia: ansiedad, irritabilidad, dificultad para concentrarse e incluso depresión. Aunque hay tratamientos disponibles, el acceso es limitado y el apoyo institucional ha disminuido en algunos países.

Además, los productos evolucionan más rápido que la investigación. Las empresas lanzan nuevos dispositivos con niveles cada vez más altos de nicotina, haciendo aún más difícil abandonar el hábito.


📌 Conclusión

Aunque vapear pueda parecer menos nocivo que fumar cigarrillos, los riesgos son reales y cada vez más evidentes. En palabras del Dr. Stein:

“El sentido común te lo dice —tu mamá te lo diría—: inhalar sustancias químicas sobrecalentadas directo a los pulmones, no puede ser bueno”.