Aplaudido por los propios internos del penal de Brooklyn, Sean “Diddy” Combs vivió uno de los momentos más extraños de su carrera: ser absuelto de los cargos de tráfico sexual y crimen organizado, los más severos de su juicio, y recibir por ello una ovación en prisión. Una escena que, de no ser real, podría parecer una parodia cínica de los laberintos legales que atraviesan las celebridades caídas.
Según su abogado, Marc Agnifilo, los reclusos festejaron el fallo con entusiasmo: “Todos decían: ‘Nunca vemos a nadie ganarle al gobierno’”, dijo a AP.
🔍 Un veredicto parcial en medio de un caso inquietante
El jurado desestimó los cargos más graves, pero Combs sigue detenido por delitos vinculados a prostitución. En caso de ser condenado, aún podría enfrentar varios años de cárcel. El tiempo ya cumplido —casi diez meses— será tenido en cuenta para su sentencia, programada para el 3 de octubre.
Durante el juicio, su defensa —liderada por un equipo de ocho abogados— no llamó a testigos ni presentó pruebas. Se centraron en debilitar el relato del gobierno a través de intensos contrainterrogatorios, una táctica que resultó efectiva ante un jurado que, si bien escuchó testimonios crudos, no encontró pruebas suficientes de tráfico humano.
Uno de los testimonios clave fue el de su exnovia Cassie Ventura, quien relató situaciones abusivas y degradantes. Sin embargo, mensajes de texto presentados por la defensa introdujeron ambigüedad sobre el consentimiento, debilitando la acusación.
📉 “Un mal novio no es un traficante”
En palabras de la abogada defensora Teny Geragos:
“Puede que piensen que es un muy mal novio, pero eso no es tráfico sexual.”
Una frase incómoda, pero que marcó el tono de una estrategia que buscó separar conducta moralmente reprochable de crimen federal.
Para Agnifilo, exfiscal convertido en defensor de famosos, el caso fue una manipulación legal: “No tenían una conspiración real. Usaron la vida íntima de Combs y le armaron un RICO alrededor de asistentes personales.”
🔧 Entre la fama, la caída y la posibilidad de redención
El artista permanece en prisión, pero su abogado aseguró que está comprometido con un programa de rehabilitación para agresores domésticos:
“No hay fama ni fortuna que puedan esconder sus fallas.”
A sus 55 años, Combs enfrenta un dilema existencial más allá del jurídico: demostrar que puede reconstruirse, mientras el mundo entero observa si su absolución será un punto final o apenas una pausa antes de nuevos escándalos.