❄️ Imaginate vivir en un lugar donde el frío no perdona. Un sitio donde, si te quedás quieto más de 10 minutos afuera, te congelás… literalmente. En Oymyakon, un remoto pueblo en Siberia, las temperaturas pueden descender hasta los -71,2 °C 🥶. Ahí, salir a la calle es un acto de valentía diaria.
🏠 Para mantenerse vivos, los habitantes usan más de 20 capas de ropa que pesan cerca de 14 kilos. Los autos se congelan en horas, no hay frutas ni verduras, y el agua solo se obtiene derritiendo bloques de hielo sacados de un río subterráneo. Hasta las casas están especialmente diseñadas para enfrentar al permafrost: paredes de siete capas, ventanas triple vidrio y techos aislados con aserrín y tierra.
🐄 Los animales también sufren el rigor: las vacas deben ir hasta el río cada mañana a tomar agua, mientras sus ubres son protegidas con telas para evitar la congelación. En tanto, los caballos Yakut, únicos en su especie, soportan hasta -70 °C sin refugios calefaccionados gracias a su contextura baja y su abundante grasa corporal.
🔥 La calefacción en el pueblo depende de una caldera central de carbón que distribuye calor por tuberías a cada hogar. Si esa caldera falla, todos corren peligro. Y cuando no hay baños internos, las necesidades se hacen en casillas heladas donde los desechos se congelan y se acumulan en columnas de hasta dos metros 😳.
🎣 La pesca también es toda una odisea. Una vez fuera del agua, los peces se congelan en segundos. La carne de caballo y el pescado crudo son fuentes fundamentales de vitaminas, ya que no hay frutas disponibles.

🧬 Como si esto fuera poco, un joven documentalista descubrió durante su visita que comparte raíces genéticas con los habitantes de esta región, a través de un test de ADN. Una conexión inesperada con este rincón olvidado del planeta 🌍.
📌 Curiosidad que te va a volar la cabeza: en Oymyakon, los baños al aire libre se congelan tan rápido que los residuos humanos forman verdaderas esculturas de hielo… ¡una de ellas llegó a medir más de dos metros! 😱